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HACIA LA HUELGA GENERAL
Ninguna duda cabe ya de que el capitalismo es el
sistema del hambre y la miseria. Las élites sociales y sus gobiernos cómplices
(Zapatero y Rajoy) lo tienen claro: la crisis no sólo no la van a pagar ellos, sino
que además van a intentar hacer del Estado español un paraíso de mano de obra
barata y sin prestaciones sociales donde poder obtener grandes cotas de
beneficios. Las cifras hablan por sí solas acerca de las consecuencias de la
crisis y de las reformas políticas: más de 6 millones de parados (1,3 millones
de los cuales son andaluces), 160 desahucios diarios (36 en Andalucía) y un 22%
de la población viviendo ya bajo el umbral de la pobreza (más de un 30% en
Andalucía).
Las reformas llevadas a cabo por los gobiernos son
un claro ejemplo de política de clase. Por tanto, ante tales reformas sólo cabe
la oposición frontal por parte de lxs trabajadorxs. No hay margen para la
negociación con quienes nos quieren devolver al siglo XIX. No es el momento de
lanzar mensajes contradictorios, y en estos términos hay que decirle claramente
a Izquierda Unida que: o se está en la calle reforzando las luchas o se está en
el Gobierno andaluz gestionando la miseria y los recortes que la clase
capitalista ha preparado para nosotros y nosotras. No hay espacio para ser cómplices
de los de arriba y de los de abajo al mismo tiempo. Es el momento de
encaminarse hacia una lucha sostenida en el tiempo que alterne movilizaciones y
huelgas sectoriales a fin de desembocar en huelga general. Hay que demostrar
que pese a sufrir los recortes y reformas del Gobierno, somos la gente
trabajadora quienes ponemos a funcionar todos los días la maquinaria de la
producción. Ese es nuestro poder y debemos utilizarlo con inteligencia. Es por
ello que el calendario planteado por las direcciones de CC.OO. y de U.G.T. para
el inicio del trimestre, basado fundamentalmente en la petición de un
referéndum y consulta popular en torno a los recortes, es claramente erróneo.
Mientras que nos adentramos en un inicio de curso anómalo por la fortaleza de la
agitación en la calle durante los meses de verano (a lo que han contribuido las
acciones del S.A.T. en los supermercados y con las marchas obreras), lo cual
augura un repunte de la movilización en otoño, las direcciones de las grandes
centrales sindicales en lugar de reforzar y amplificar tales movilizaciones
bajo la consigna de huelga general, llaman a votar. Sacar a la gente de la
calle para llenar las urnas es dar un paso atrás: es ir de la respuesta a la
pregunta en un momento en el que se puede palpar el malestar de la gente contra
las políticas de recortes. Entendemos por tanto, que la consigna debe ir
encaminada a reforzar la movilización que desacredite al sistema en lugar de
crear falsas expectativas sobre la legitimación de sus mecanismos democráticos.
En Izquierda Anticapitalista entendemos que la
movilización en la calle de la clase trabajadora debe levantar un programa en
dirección contraria al que nos están aplicando y que desde el impago de la
deuda y la nacionalización de la banca sea capaz de: derogar los recortes
sociales y las reformas laborales, garantizar las pensiones públicas, prohibir
los despidos, ampliar y democratizar los servicios públicos, nacionalizar los
sectores estratégicos de la economía, elevar el salario mínimo, reducir la
jornada y vida laboral a fin de trabajar menos para trabajar todxs, garantizar
el derecho a vivienda, procesar a los responsables de la crisis, etc. En
definitiva, se trata de construir un programa político que sea tan fiel a los
intereses de lxs de abajo como fiel a los intereses de lxs de arriba lo es el
programa actual de reformas.
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