Se necesitaron apenas 24 horas para que el gobierno de SYRIZA-ANEL
convirtiera el abrumador NO de clase en el acuerdo con la UE y el FMI en un SÍ
sin condiciones. En realidad, hicieron falta apenas unas pocas horas, ya que la
decisión de SYRIZA de firmar a cualquier precio un acuerdo, en colaboración con
los partidos de los memorándum y el capital ya estuvo clarísima en el “consejo
de los caudillos políticos” a la mañana siguiente tras el referéndum.
Nueva Democracia, PASOK y El Río se encontraron en una
dolorosa situación política el Domingo 5 de Julio. La derrota que recibieron
podría ser estratégica y conducirlos por largo tiempo al margen de todo. Sin
embargo el Lunes la propia SYRIZA les dio, de manera consciente, el beso de la
vida. Los resucitó para mantener juntos el engaño de la “unidad nacional” y del
“consenso nacional” que, como siempre, no significa más que la subordinación de
las necesidades de los trabajadores a los intereses de los patrones.
La presión de la UE, los chantajes de la burguesía, la guerra
declarada de los viejos partidos burgueses del memorándum y el terrorismo de
los medios de comunicación del capital eran hechos constatables que existían
mucho antes del referéndum. Pero la decisión de reconciliarse y colaborar con
este lado, y con el lado de la clase obrera que dio masivamente la batalla por
el NO, pertenece exclusivamente a SYRIZA. Junto con este lado votó la propuesta
griega en el parlamento el Viernes 10 de Julio y con el apoyo de este lado
cerró el acuerdo en el Eurogrupo.
Junto con éstos SYRIZA votó el primer paquete de medidas el
Miércoles 15 de Julio, mientras la policía fuera cargaba contra la
manifestación y arrastraba a militantes y activistas a los GADA (brigadas
policiales) y a los tribunales (entre ellos, 2 compañeros de OKDE-Spartakos).
Aquí no cabe medias verdades: el gobierno de SYRIZA con Alexis Tsipras a la
cabeza propuso, negoció y firmó el tercer memorándum, con medidas más duras que
nunca.
Ya es conocido todo lo que incluye el nuevo memorándum:
reducción de pensiones, cancelación del EKAS (ingreso mínimo de jubilación),
edad de jubilación a los 67, reducción
de salarios en el sector público, fuerte subida del IVA para productos de
consumo básico, reducción de la subvención para la calefacción, conclusión de
las privatizaciones pendientes y otras nuevas (puertos del Pireo y Tesalónica,
aeropuertos regionales, trenes de TRIAINOSE (red ferroviaria estatal), red
eléctrica).
Más allá de una reducción de los superávits primarios
previstos, lo que sucedería de un modo u otro, ya que las previsiones
anteriores son superadas por el mismo desarrollo de la economía, lo único que
parece que ganó el gobierno griego en la negociación fue una menor reducción de
los gastos militares – un punto en el que su posición era más reaccionaria que
las exigencias de UE.
Incluso a nivel simbólico, el gobierno no tiene para
presentar ninguna victoria: el FMI sigue a la espera de contar con nuevo
programa, la troika vuelve a Grecia, la prevista “reestructuración de la deuda,
aunque con tasas de interés cero, en situación de recesión económica y
deflación, no es reestructuración, sino simplemente y sólo una extensión en el
pago. Cualquier intento de buscar alguna victoria dentro de este memorándum es
ridículo.
De la misma forma ridículo es cualquier intento de buscar
excusas. Los defensores del acuerdo dicen que el pueblo no estaba preparado
para la ruptura. La realidad es por completo la contraria. La clase obrera desafió el terrorismo mediático y, siendo
consciente de todos los peligros, eligió el NO y la confrontación directa con
los acreedores. No es verdad que la fuerza y el impulso del movimiento no
fueron suficientes. Al contrario, fue el gobierno el que puso freno a su fuerza
e impulso.
El gobierno, con SYRIZA a la cabeza, asumió votar y aplicar
un nuevo ataque en contra de los trabajadores y desempleados. Se comprometió
con el proyecto de estabilización y recuperación del capitalismo griego, un
proyecto para los intereses de los banqueros, de los armadores e industriales,
tanto nativos como europeos. Con esta decisión suya, el gobierno pasa por
completo al otro lado de la barricada, y encontrará al movimiento enfrente,
como también lo encontraron los anteriores gobiernos que se entregaron a los
memorándums.
Por esta razón el gobierno SYRIZA-ANEL ya está en el aire. Sangrando
y alejado de su propia base, en la práctica ya gobierna en coalición con los
viejos partidos burgueses del memorándum, independientemente de la típica forma
de gobierno reformista. Es ya un gobierno con una fecha de caducidad en un
breve espacio de tiempo.
La trayectoria que siguió SYRIZA no es casualidad, ni
constituye tampoco una sorpresa. Es el fatídico resultado de una consolidada
estrategia de colaboración de clase, que funciona siempre en beneficio del
poder, de los capitalistas. Es el resultado de la lógica de la “unidad de la
patria” y del “bien del país”, de un país dividido en sectores de clase
irreconciliables.
Ha sido completamente esperado a lo que llevaría el respeto
absoluto a la UE, a las instituciones del estado y a la propiedad capitalista.
Igual altamente previsible el hecho de que no puede haber gestión progresista
de un capitalismo en fase de crisis caníbal, y que finalmente cualquier
proyecto de gestión no puede más que ser no sólo burgués, sino además
comprometido con el memorándum, es decir, un proyecto de redistribución de la
plusvalía generada en beneficio del capital a través del estado.
SYRIZA no podía concebir otra salida. Ni es capaz su ala
izquierda de proyectar una alternativa. La Plataforma de Izquierdas no estuvo a
la altura de las circunstancias, dividida, sin plan B ni principios. En la
votación del Viernes, excepto 2 diputados del sector trotskista que votaron en
contra, los restantes disidentes se abstuvieron, se ausentaron o votaron SÍ,
demostrando otros desacuerdos. En la votación del Jueves, los 32 NO (más las 6
abstenciones), fueron acompañados de juramentos de lealtad a la unidad de
SYRIZA y a la estabilidad del gobierno,
lo que ciertamente nadie se cree.
Dan así a la dirección de Tsipras los márgenes para romper y
manejar una oposición interna pusilánime. No hay duda de que SYRIZA tendrá
también otras brechas en su base electoral, en sus miembros y entre los mismos
diputados. Pero es la hora de que todos y cada uno acepte su responsabilidad.
Cada SÍ significa pasarse al bando rival y contra la clase trabajadora. El
ausentarse y la abstención es complicidad. La lealtad al gobierno del 3º
memorándum es la sumisión a las políticas del memorándum y la “crítica” a su
apoyo es el apoyo acrítico a la asteridad.
¿Hay otro camino? Por supuesto que lo hay: la vía de la
ruptura con el sistema, con el capitalismo. Esto significaría un inmediato
enfrentamiento con los acreedores, la suspensión del pago de la deuda y
cancelación unilateral, la ruptura y desvinculación de la eurozona y la UE en
el marco de una política anticapitalista e internacionalista. Significaría la
nacionalización de los bancos y la apertura de sus cuentas para controlar los
movimientos de capital.
Significaría también meter la mano en la propiedad privada y
en los medios de producción y que se nacionalizaran las grandes empresas, sin
indemnización. También significaría el control obrero en los bancos, las
empresas, el comercio exterior y las decisiones del estado. Significaría la
autoorganización en los centros de trabajo, en las escuelas, en los barrios.
Todas estas tareas son hoy más entendibles y factibles que nunca.
La lucha por el NO, a
pesar de la humillación sufrida al día siguiente por SYRIZA, ha dejado una
herencia muy importante.
Los partidos burgueses tradicionales no podrán recuperarse fácilmente
de la bofetada, por mucho espacio que les proporcione el gobierno. La brecha en
la estabilidad del sistema de explotación y opresión no está cerrada, porque
objetivamente no hay terreno para su estabilización. Cualquier anuncio de
salida de la crisis termina en pocos meses en una crisis todavía más profunda.
La clase obrera y los sectores oprimidos de la sociedad
comprobaron cuál es su fuerza a través del combate por el NO. La perturbación
de la normalidad capitalista durante este periodo, con los bancos cerrados,
demostró que podemos vivir de otra manera y que los ricos tienen mucho más que
perder que los pobres cuando todo se pone del revés. El miedo cada vez va a ser
menor.
La experiencia internacionalista de la solidaridad en todo el
mundo ha sido una lección impactante. En cuestión de días, los trabajadores y
la juventud se movilizaron a favor del NO de clase en decenas de países. Es
evidente que allí se encuentran nuestras alianzas en la lucha y al día
siguiente, si el asedio imperialista y capitalista estalla, y no en cualquier
alianza con otros bloques imperialistas, como EEUU y Rusia.
Hoy tenemos que dar claramente la señal de continuidad de la
lucha. Tenemos que dar claramente el mensaje de que podemos vencer y derribar
todas las medidas, aunque las primeras se votaron en procedimiento de urgencia.
Con huelgas, manifestaciones y ocupaciones podemos evitar los recortes y
privatizaciones. No podemos dejar que Nueva Democracia, el PASOK y El Río
vuelvan a levantar la cabeza. Podemos aplastar definitivamente a Amanecer
Dorado y no permitir que se aproveche del movimiento del NO de los sectores populares.
La izquierda anticapitalista alrededor de ANTARSYA, a pesar
de sus deficiencias, protagonista del NO, tiene un papel esencial que jugar
contra el nuevo memorándum. Tendrá que nadar en una corriente combativa amplia
y trabajar por la creación de un frente unitario de lucha que cuente con todas
las organizaciones revolucionarias, desde la izquierda anticapitalista hasta
los anarcosindicalistas y algunos sectores del espacio anarquista. Tendrá que
enfrentarse a la burocracia sindical, que llegó a altas cotas de deshonra
pidiendo el SÍ.
Pero al mismo tiempo también ANTARSYA tendrá que proyectar su
propia propuesta política, la de la ruptura revolucionaria con el capitalismo.
Esto significa que necesita mantener su independencia organizativa y política y
trabajar en la elaboración de un proyecto revolucionario actual y comprensible.
El tajante NO y la oposición a la UE y al euro es la base
completamente necesaria para un frente de movimiento y lucha, sin embargo no es
base suficiente para una alianza. Cualquier reflexión sobre la autodisolución
de ANTARSYA en cuerpo más amplio, con un programa mínimos anti-UE y memorándum,
justo en el momento en que atrae a los sectores más combativos del NO, sería
completamente desastrosa.
Las experiencias internacionales de partidos que pusieron
sobre la base simplemente y sólo la oposición a la austeridad y al
neoliberalismo, incluso de la UE, son amargas y didácticas: sin un programa
anticapitalista de conjunto, los partidos antineoliberales fueron conducidos
rápidamente a la capitulación y gestión. Muchos de los diputados de SYRIZA, además,
empezaron en posiciones antineoliberales, incluso anti-UE, para acabar unos
meses más tarde votando SÍ o abstención al memorándum.
Los sectores más conscientes del movimiento esperan de
ANTARSYA un plan de acción, un proyecto que no se limite a una descripción
abstracta del día siguiente, sino que indique cómo podemos ganar y con qué
perspectiva. Que no hable en nombre del “país” en general y de forma vaga,
porque cada paso en la retórica de la patria y de la unidad nacional es un paso
hacia la capitulación, sino en nombre de los trabajadores, de los desempleados
y oprimidos, en su lucha irreconciliable con el resto del “país”, la burguesía
y sus aliados. Un programa no técnico sino de clase.
Sólo de esta forma revertiremos los memorándums y crearemos
las condiciones para derribar al gobierno desde la izquierda. Es necesaria ya
una amplia coordinación del movimiento y estructuras de coordinación en todas
partes. Sólo así será posible una izquierda anticapitalista y revolucionaria
independiente.