El País
El éxito de la huelga indefinida de los profesores de la enseñanza
pública no universitaria de Baleares no se mide solo en las aulas. En
los tres días que llevan de paros, los docentes han logrado recaudar
casi 40.000 euros, aportados por los ciudadanos, para compensar la
reducción de sus nóminas a final de mes, a razón de 100 euros por día de
paro. Una cantidad importante que da cuenta del apoyo social con que
cuenta la protesta, convocada contra los recortes presupuestarios y la
imposición acelerada del trilingüismo en las aulas.
El termómetro de la simpatía de la sociedad civil lo marca el fluir
constante de ingresos en la “caja de resistencia” creada por la Asamblea
de Docentes y representantes sindicales. En los primeros tres días se
han recaudado más 39.461 euros, que servirán para ayudar a llegar a fin
de mes a los más de 5.000 profesores en huelga. Si el dinero da para
más, " se comprarán pancartas y megáfonos" para las marchas, que se
pretenden masivas, convocadas para el 29 de setiembre, según Iñaki
Aicart, portavoz de los asambleístas.
La cuenta de aportaciones de la Asamblea de Docentes está abierta en
la caja de ahorros más pequeña de las que quedan en España, que opta por
el ahorro ético. Los huelguistas han confiado los depósitos a la Caixa
Colonya, de Pollença, creada en 1880 por Guillem Cifre de Colonya,
pedagogo liberal y anticaciquil, fallecido en 1908, ligado a los inicios
de la Institución Libre de la Enseñanza en Madrid. El sindicato
nacionalista STEI y la plataforma Enllaçats abrieron otras dos colectas.
En buena parte de las ciudades de Baleares se celebran actos públicos
de solidaridad y protesta. En Menorca, un colectivo de padres mantiene
una espera sin horario ante la sede de Educación; en Santa Eulàlia de
Ibiza, la marea verde llenó, con más de 350 asistentes, la plaza de la
ciudad. Igual sucedió en decenas de localidades insulares. En Palma,
este miércoles el registro de la consejería de Educación quedó colapsado
por padres y profesores que entregaban escritos de queja y para exigir
una negociación.
“Hago huelga como ciudadana y como docente, por mi escuela, por la
gente, no por mi salario”, explica Maria Coloma Gelabert, una de las 17
profesoras del colegio público de Sant Jordi de Palma, que en su
totalidad han secundado las tres primeras jornadas de paro indefinido en
la educación pública y concertada en Baleares. El centro practicaba
hasta ahora la inmersión, "dábamos clases totalmente en catalán"
(también en inglés y castellano), sin ningún conflicto en años.
La aplicación por la fuerza del trilingüismo en las aulas y la
respuesta del Gobierno al veto judicial a su calendario ha abierto
heridas. El equipo directivo de la escuela de Sant Jordi presentó la
dimisión porque la inspección educativa les impuso un tercer proyecto
lingüístico para 2013-2014, tras vetar y enmendar los dos anteriores que
habían sido analizados por el consejo escolar -como es preceptivo- y la
comisión pedagógica. “Por imperativo legal asumimos el nuevo proyecto”,
anota Maria Coloma Gelabert.
“Nunca pensé a estas alturas de la vida tener que recuperar aquellas
luchas de principios de los 80 por la escuela pública, gratuita y en
catalán”, comenta la maestra, de 55 años y 30 de experiencia. No está
sindicada, pero forma parte de la Asamblea de Docentes, que sumó más de
4.500 firmas de profesionales a favor de la huelga. Gelabert tiene un
sueldo de 2.100 euros y afronta una hipoteca de 700 mensuales. “Este
verano no fui de viaje [a Birmania], en previsión”.
El Gobierno balear del PP no abre la mano. Ha llamado a los padres
para que lleven sus hijos a los centros. La Consejería no negociará ni
enmendará decreto ni su implantación, ni levantará las sanciones a tres
directores de Mahón. El poder se siente legitimado por las urnas y
amparado por la ley. Diferentes alcaldes del PP demandan que se negocie
el fin de la huelga. Este miércoles paró un 70% de los trabajadores,
según sus representantes, y el 17,3% según el Gobierno; en Ibiza la
huelga fue seguida por el 80%, un 28% en el registro gubernamental
Este jueves, la marea verde de huelguistas, padres y alumnos
movilizados acudirá al acto de apertura del curso de la UIB (Universitat
de les Illes Balears), evento al que no ha anunciado su presencia
oficial el presidente José Ramón Bauzá. Un grupo de profesores de la UIB
ha creado un núcleo de apoyo a sus colegas de primaria y secundaria,
favorable a la protesta y la negociación.
“Existe capacidad de resistencia y diálogo, aunque es difícil por los
obstáculos impuestos”, afirma la
profesora de la UIB Margalida Capellà,
que coordina el grupo de complicidad. Este jueves por la noche, en
Palma, los colectivos de apoyo y los huelguistas quieren hacer acto de
presencia en la Nit de l’Art, la noche blanca de las galerías de arte,
una fiesta social que llena las calles.
El PP cree la protesta ha sido activada por una minoría política que
no logra respaldo social en las elecciones. La derecha asegura que el
cambio de modelo educativo ayudará a solventar la crisis sistémica de la
educación balear. Las “leyes socialistas” y la “inmersión por
imposición”, para el presidente regional José Ramón Bauzá, son las
“responsables” de que Baleares tenga el "mayor índice de fracaso escolar
de la UE", cerca del 40%.
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, proclamó en las Cortes
que la huelga de profesores era "estrictamente política" y que los niños
eran víctimas, "rehenes", de una acción "profundamente irresponsable".
El presidente Bauzá, al tiempo, en Mallorca, usó el mismo guión que Wert
para tildar de “gran irresponsabilidad” el “utilizar a los niños,
muchos niños, en las manifestaciones.”
Bauzá fue aun más allá al vindicar el principio de autoridad, la
obediencia debida exigible a los docentes que “están para cumplir las
directrices” en materia educativa de la consejería de Educación, “igual
que cualquier otro funcionario”, y equiparó a los docentes con “los
policías y sanitarios”, servidores y a las órdenes de la Administración.
“Las leyes están para cumplirse”, remachó el político.
Dos abuelos de Palma, ella uniformada y orgullosa con la camiseta
verde, paseaban al mediodía llevando de la mano a su nieto de cinco
años. "Estamos con ellos", dice la mujer, y señala el lema sobre su
pecho.
Los colegios religiosos y privados laicos de Palma apenas han notado
alteraciones. Pocos de sus docentes han parado. Sí ha habido
movilización en los centros concertados progresistas y comprometidos con
la enseñanza en catalán: Mata de Jonc, Liceu, Cide, Pio XII, entre
otros.