Comunicado de Izquierda
Anticapitalista Revolucionaria IZAR ante la mayor crisis migratoria
desde la II Guerra Mundial
Un
barco cargado con inmigrantes y refugiados se ha hundido frente a la
costa de la ciudad libia de Zuwara el pasado jueves 27 de Agosto y
las autoridades han informado de que podría haber cientos de
muertos. Procedían
de países
del África subsahariana, Pakistán, Siria, Marruecos y Bangladesh.
Cerca
de 70 refugiados, probablemente sirios, han muerto asfixiados cuando
viajaban de Hungría a Austria en un camión frigorífico. Este
“suceso” se produce al tiempo que en Viena se celebra una
conferencia, en la que participa la canciller alemana Angela Merkel,
que debate sobre cómo hacer frente a la crisis de los refugiados en
la región de los Balcanes. Los participantes en la reunión
“guardaron un minuto de silencio por los fallecidos”.
Más
de 400.000 personas han solicitado asilo en países europeos en los
seis primeros meses de este año. Si se cumplen las previsiones, en
2015 se superarán las 800.000 peticiones de asilo. La gran mayoría
parten de Grecia hacia el norte de Europa y tienen como destino final
Alemania y Reino Unido.
Alemania
y Hungría suman más de la mitad de las peticiones de asilo que ha
recibido Europa en 2015. Huyen de la guerra, la persecución, el
hambre y el expolio, con un solo objetivo: sobrevivir.
Aunque
en todos los medios occidentales hay informes lamentando el flujo de
inmigrantes, en ninguna parte hay referencia alguna a la causa
del problema.
Europa está siendo invadida por refugiados que huyen de las
políticas
hegemónicas de EEUU, Israel y Europa
en Oriente Medio y el norte de África, que han dado lugar a la
masacre de civiles y a la crisis humanitaria que hace a la población
huir de sus países. Recuérdese la destrucción de países enteros
como Irak, Libia y Afganistán, y ahora Siria y Yemen.
Petróleo
y geoestrategia han generado una espiral de muerte y violencia. Pero
no sólo eso, los gobiernos occidentales, intervenidos por las
grandes corporaciones a
las que han cedido la soberanía de sus estados,
permiten
y se benefician del expolio y la depredación de los países más
desfavorecidos, así
como el empleo abusivo e ilegal de su mano de obra,
con índices en muchos casos de esclavitud a la altura de las
colonias.
La
situación del
llamado Tercer
Mundo ya era sabida. Lo que pasaba es que el drama de Oriente Medio y
las hambrunas de África Central hasta ahora se quedaban en gran
medida allí,
no llegaban hasta nuestras fronteras en la magnitud que se está
produciendo este verano. Tampoco forzaban a la Unión Europea a mirar
de frente las consecuencias de sus políticas, ya que hasta ahora
países como España, Italia o Grecia hacían el trabajo sucio de la
gestión de la inmigración como países de tránsito. Estos países
siempre demostraron no tener escrúpulo alguno a la hora de aplicar
medidas para el rechazo de inmigrantes como las concertinas de Ceuta
y Melilla o las devoluciones en caliente.
Pero
cuando se echa una piedra en un estanque, las sucesivas ondas llegan
hasta la orilla. La tragedia de la inmigración, el Tercer Mundo,
toca en la puerta de los más poderosos y deja al descubierto
toda la
hipocresía de Europa,
esa que se hace llamar “de la Democracia y los Derechos Humanos”.
El
derecho
a emigrar
de todas esas personas para alcanzar
una vida digna
es un derecho fundamental firmado por todos los países europeos en
la carta de las Naciones Unidas.
Europa en cambio
se apresura a construir muros
y levantar alambradas y concertinas,
llegando a disparar en el mar a los inmigrantes que nadan para salvar
su vida.
Se
salvan bancos y entidades
financieras y se sacrifican a las personas. Se suprimen los aranceles
económicos, nos hablan de la necesidad de aprobar acuerdos de libre
comercio como el TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e
Inversión), pero se aumenta el control del movimiento de personas y
la represión
en las fronteras.
Hungría
construye a lo largo de su frontera con Serbia una barrera de 175 km
que mide 4 metros de alto y tiene púas de hierro y anuncia que
movilizará a más de 2.000 policías para reforzar la defensa de sus
fronteras. También se plantea utilizar al Ejército. Adicionalmente
se están debatiendo penas de hasta 3 años de cárcel por cruzar la
frontera ilegalmente.
El
gobierno de Macedonia ha declarado el Estado de Emergencia en las
regiones norte (frontera con Serbia) y sur (frontera con Grecia) con
el fin de “aumentar la seguridad de la población en las regiones
fronterizas, así como para garantizar el tratamiento integral y
humano de los migrantes que transitan por el país".
La
policía de Macedonia lanzó este jueves 21 de Agosto por la mañana
gases lacrimógenos y colocó una alambrada de 300 metros contra los
refugiados que intentaban atravesar la frontera con Grecia. Niños y
niñas exhaustos bajo el sol abrasador, familias apaleadas, la
desesperación en sus rostros.
Aumenta
la inversión en gasto policial y militar pero se alegan problemas
para la financiación de las políticas de acogida de refugiados y
refugiadas y solicitantes de asilo.
Un
ejemplo claro de estos recortes en las ayudas intercomunitarias lo ha
sufrido recientemente la UNRWA (Comité de las Naciones Unidas para
ayuda al refugiado palestino en Oriente Próximo), lo que está
generando numerosos problemas en materia educativa y sanitaria.
Son
los propios países
limítrofes
con los países en situación extrema de guerra y hambruna los que
acaban asumiendo el costo de la crisis humanitaria que se deriva del
éxodo y la tragedia, cuando en realidad tienen muchas menos
posibilidades económicas que los países occidentales.
Esta
dejación
de responsabilidades por parte de las instituciones europeas,
hace que organizaciones como CEAR (Comité Español de Ayuda al
Refugiado) y diversas ONGs hayan apelado a la solidaridad ciudadana
para recoger materiales de primera necesidad como comida envasada y
ropas de todas las edades. La respuesta popular ha sido conmovedora
evidenciando una vez más que el pueblo camina pasos por delante de
las instituciones y que como nos hemos cansado de repetir en estos
últimos años: sólo
el pueblo salva al pueblo.
Una
nueva lección ha dado el pueblo griego que está prestando ayuda
desinteresada a los 1.500 refugiados que se agolpan en el paso
fronterizo de Eidomeni en la frontera norte con Macedonia. No es el
gobierno griego de Syriza, en su cúmulo de despropósitos, el que
presta ayuda y solidaridad a estas familias. Son organizaciones de la
sociedad civil y, sobre todo, la gente de a pie que se acerca a
darles comida y ayuda.
Esta
lamentable gestión de las fronteras exteriores de la UE y la
estrategia
de deshumanización
sostenida
mantenida por los medios de comunicación y los poderes de los que
son títeres sobre los y las inmigrantes generan un rebrote
del racismo y la xenofobia y
una
tendencia creciente de grupos y partidos fascistas. Esta ideología
de superioridad y desprecio por los otros tiene en realidad su origen
en el miedo a perder sus privilegios y dirige su ira cobarde contra
los que no tienen nada porque nosotros y nosotras les hemos privado
de sus derechos más elementales para mantener dichos privilegios.
Esta escoria social, el fascismo,
es la consecuencia última del impase del capitalismo.
Afortunadamente
son más las muestras de solidaridad que ya han hecho un lema
internacional de la consigna: “Wellcome
refugees”
en plazas y estadios de futbol en diferentes lugares de Europa. El
hashtag #Yosoyrefugiado
es la muestra de la identificación del pueblo español que en su día
tuvo que huir obligado por la guerra y la pobreza con esas familias
desesperadas que también hoy lo han perdido todo. Todos y todas
somos inmigrantes: los estudiantes que buscan en Alemania una salida
a su futuro y los que buscan un futuro porque no les queda otra
salida. No hay inmigrantes de primera y segunda.
En
esta estrategia de camuflar su inacción, la UE apunta a las
mafias
de tráfico de personas como los únicos culpables de la muerte de
miles y miles de personas en su huida forzada a países europeos en
los que protegerse.
La
Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) ha
recordado en un comunicado que: "Actualmente existen pocas vías
legales para que aquellas personas que necesitan protección
internacional puedan acceder a la Unión Europea. Los Estados podrían
aplicar una serie de medidas para que los Estados miembros permitan a
los potenciales refugiados llegar a la UE sin recurrir a
traficantes".
Ante
la situación de emergencia actual y la lógica capitalista perversa
que la genera, Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR
exigimos:
Que
se pongan inmediatamente en práctica las
medidas recomendadas
por la FRA, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (Acnur) y ONGs especializadas en asilo para evitar que
los inmigrantes tengan que acudir a redes y mafias de traficantes y
poner en riesgo sus vidas para huir a Europa en busca de asilo.
Entre las medidas destacan: la emisión de salvoconductos
humanitarios en embajadas de países de origen o de tránsito, el
reasentamiento de refugiados y la unificación de las condiciones de
acogida en los países miembros de la UE.
Que
se dediquen las
partidas presupuestarias
necesarias para paliar las necesidades básicas de los inmigrantes
que llegan a los centros de acogida y se pongan los medios
necesarios para tramitar
todas las solicitudes de asilo
que llegan a diario a los países europeos.
Que
se suspendan
inmediatamente todas las prácticas represivas
en las fronteras llevadas a cabo por órganos policiales y militares
estatales y por el Frontex (Agencia Europea para la Gestión de la
Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados
miembros de la Unión).
Que
se
cierren todos los CIEs
(Centros de Internamiento para Extranjeros) y se suspendan
las llamadas devoluciones en caliente
por ser contrarios al derecho internacional.
Que
se persigan
y castiguen con contundencia los actos fascistas y xenófobos
contra la población inmigrante y se juzguen y condenen como actos
de terrorismo.
Es
una urgencia social iniciar los cambios jurídicos y económicos
necesarios para poner fin al expolio de los países en vías de
desarrollo por parte de las multinacionales europeas y
norteamericanas. La explotación de los recursos naturales de un país
debe estar en manos de sus habitantes.
Igualmente
es necesario que los pueblos del planeta pongan fin a la injerencia
militar imperialista en Oriente Medio y devolver al pueblo en Oriente
su soberanía nacional para poder avanzar en una paz justa y estable.