De
dimensiones ya explosivas alcanza la tragedia humanitaria que se
desarrolla sobre todo en las islas del Egeo y afecta a los
refugiados. Miles de hombres, mujeres y niños llegan a nuestro país
huyendo de la guerra, el hambre y la miseria que exportaron a sus
países las diferentes intervenciones de EEUU y la Unión Europea.
El ejemplo
más destacado es el caso de Kos. En esta isla miles de refugiados
viven en condiciones infrahumanas, tan graves que han provocado
incluso la reacción del Alto Comisionado de la ONU para los
refugiados. Los conmovedores esfuerzos de muchos ciudadanos
solidarios evidentemente no son suficientes y al mismo tiempo el
poder central está ausente mientras las autoridades locales son
completamente hostiles a la llegada de refugiados.
La lógica
de la salvaguarda de la imagen de “paraíso turístico” prevalece
sobre el objetivo humanitario. Es una vergüenza que los funcionarios
locales hayan declarado que “Ningún vaso de agua se les dará por
nuestra parte”. Naturalmente ante tales situaciones hacen acto de
presencia grupos de fascistas. Se convierte en imperativo la
necesidad de intensificar la ola de solidaridad con los refugiados,
su apoyo material y moral.
Es evidente
que la política de la UE hacia los refugiados, que con lealtad
“yihadista” aplicaban los gobiernos griegos de PASOK y Nueva
Democracia y continúa aplicando el gobierno SYRIZA-ANEL, es
responsable de esta tragedia humanitaria. Esta política debe
revocarse, es una condición para el básico tratamiento del problema
migratorio:
-La
inmediata denuncia de las regulaciones Dublín 1 y Dublín 2 así
como del Tratado de Schengen, que convierten a nuestro país a diario
en un “almacén de almas” y violan los derechos humanos más
elementales.
- Que se les
asegure la posibilidad de llegar a sus países de destino con la
concesión de los imprescindibles documentos de viaje.
- La
garantía de condiciones mínimas de habitabilidad durante el periodo
de tiempo en que permanezcan en nuestro país. La legalización de
todos los refugiados que optan por una estancia permanente.
La
solidaridad con los inmigrantes no es simplemente un acto de
humanidad. Es una lucha por otro rumbo para nuestro país que ponga
los derechos humanos por encima de las aspiraciones de los
imperialistas, por encima de sus sangrientos beneficios. ANTARSYA
seguirá estando en la primera línea de esta lucha. Llamamos a todas
las fuerzas de izquierda, a los colectivos sociales y a cualquier
ciudadano/a a una urgente acción común.