Desde hace 5
años la situación en Grecia es muy difícil. Los salarios y las
pensiones han caído un 50% desde 2009. La tasa de paro es del 30% y
más del 50% para la juventud. Es fácil de entender la cantidad de
gente que tiene una deuda no sólo con su banco, sino también con
las compañías eléctricas, fondos de seguros, con el propio estado,
etc. La consecuencia es que la Compañía de electricidad corta la
energía my a menudo a desempleados o pensionistas, y mucha gente
está al borde de perder su casa debido a sus hipotecas de hace 10
años o a causa de nuevas deudas.
El número
de personas sin hogar ha aumentado más de un 200% desde el inicio de
los memorándums. Hoy en Atenas hay 9000 personas sin techo que viven
en los parques de los que el 80% son nacidos en Grecia. Muchos
estudiantes tienen hambre en la escuela y el estado no hace nada por
ellos. La tasa de suicidio aumenta cada año. Las nuevas leyes
laborales han desarrollado las peores condiciones de trabajo en las
empresas. Las negociaciones colectivas prácticamente están
abolidas. Las mujeres son despedidas si están embarazadas, incluso
si la solidaridad de clase puede ser a veces un medio para
defenderse. Para los jóvenes, los únicos empleos son precarios, sin
ningún tipo de seguridad social y con un salario de 400 euros. Los
alquileres más baratos son de 150-200 euros. El coste de la vida es
más alto que en 2009 y los impuestos para los más pobres se han
triplicado. Todos estos datos apuntan a que estamos frente a una
crisis humanitaria.
¿Cómo analizas la
victoria de Syriza en las últimas elecciones de Enero?
Durante
estos 5 últimos años, los trabajadores han luchando masivamente
contra los memorándums y la austeridad. Las huelgas y
manifestaciones han sido importantes, pero los mayores
enfrentamientos se han perdido. La elección de Syriza parece ser una
especie de liberación para la gente, que piensa poder cambiar así
las cosas más fácilmente, mediante el método parlamentario. Y
estas ilusiones electorales han sido ampliamente impulsadas por la
dirección de Syriza, una opción sencilla para detener las medidas
de austeridad. Y por “sencillo” me refiero a que lo que la gente
pensaba que tenía que hacer era votar a quien prometía a la vez
frenar los memorándums y asegurar una cierta estabilidad financiera
a Grecia en el seno de la UE. Los griegos no han votado a Syriza para
apoyar a la izquierda en concreto, sino por rechazo al último
gobierno en particular.
En general
podemos decir que la victoria de Syriza expresa la esperanza de una
gran parte de los trabajadores y las clases populares en Grecia de
frenar la austeridad a través de la idea de que era posible, sin
romper fundamentalmente con las reglas de la UE, el FMI, los
mercados, etc. Así, el programa de Syriza parecía ideal para todo
el mundo, todas las clases sociales, combinando aumento de salario
para los pobres y aun ambiente sano para el crecimiento y las
inversiones de los capitalistas. Es evidentemente un callejón sin
salida, pero que aparecía atrayente. Mi opinión personal es que el
resultado de las elecciones se debe a la devastación social causada
por los memorándums y la austeridad de los últimos años, la fuerza
de los movimientos sociales que han luchado en contra pero también a
sus limitaciones, pues no han sido capaces de ganar ni poner en jaque
al sistema mismo.
Hay que
recordar también que Syriza no ha formado gobierno sola sino que es
una coalición gubernamental con ANEL (Griegos independientes), un
partido nacionalista profundamente de derechas. Y todo el mundo sabía
bastante antes de las elecciones que era una colación de este tipo
la que se preparaba.
Tsipras
se ha comprometido a pagar la deuda griega. ¿Por qué este paso
atrás frente a la Unión Europea?
Paradójicamente,
y poco importa que yo esté en contra, mi opinión es que el acuerdo
entre Tsipras y la UE no es un recule. Syriza no tenía en su
programa la cancelación de la deuda antes de las elecciones, tampoco
la nacionalización de los bancos o cualquier forma de ruptura con la
Unión Europea. A veces hablaba de una parte ilegítima de la deuda,
pero de todas formas de aceptarla globalmente. El acuerdo que acaba
de cerrarse estaba ya previsto desde antes del principio. Para que
quede claro: no hay manera de no pagar la deuda sin romper con las
instituciones de la UE y del sistema capitalista. Si Syriza no rompe
con estas instituciones y con la burguesía griega y europea, se
enfrentará siempre a los mismos bloqueos. Así que desde mi punto de
vista, independientemente de su voluntad, Syriza no puede cambiar las
cosas a favor de las clases populares con la política keynesiana que
propone.
Esta campaña
que ahora lanzamos (impulsada por miembros de Antarsya y otros) por
la cancelación de la deuda cuenta con el apoyo de los sindicatos y
de la confederación de trabajadores de servicios públicos. Este
tipo de iniciativa, combinada con una movilización radical de los
trabajadores, es la única solución para presionar al gobierno y
recuperar lo que se ha perdido estos últimos años. Es nuestra tarea
explicar a los trabajadores griegos pero también europeos que la
deuda es ilegítima. Las clases populares jamás se han beneficiado
de ella. Debemos centrar nuestra propaganda en la cancelación de la
deuda griega pero también de todas las deudas de los diferentes
países, explicando que los trabajadores pagan las siempre mientras
los banqueros se benefician de ellas. Esta reivindicación no puede
más que obtenerse con el control de los trabajadores. Y sólo a
través de un movimiento de masas el sistema bancario puede ser
controlado. Es el único modo de poner fin a este sistema de opresión
y explotación que es el capitalismo.
Así que
para mí el acuerdo alcanzado no es una traición de Syriza, es
simplemente el desarrollo normal de su política. Si bien comprendo
que haya mucha gente que se haya sentido traicionada, ha sido como
consecuencia de las ilusiones alimentadas y que podían existir sobre
Syriza.
¿Cuál
es la situación de las luchas hoy en Grecia? ¿Cuáles son las
perspectivas en el terreno de las movilizaciones?
Después de
las elecciones, las movilizaciones se encuentran en un desconcierto
total. Mucha gente todavía está esperando los cambios que Syriza ha
prometido antes de las elecciones. Es difícil convencer de que ahora
es el mejor momento de luchar para recuperar lo que se ha perdido.
Hay que presionar al gobierno hacia nuestras reivindicaciones, las de
las movilizaciones y los sindicatos, sin hacer ninguna concesión a
la “realpolitik”. Las soluciones realistas siempre quieren decir
más sacrificios para las clases populares.
Pero de
todos modos, si no hubiera ninguna ilusión en el reformismo, sería
mucho más fácil para los anticapitalistas en todas partes del
mundo. Así que será difícil organizar de nuevo movilizaciones
fuertes y radicales, aunque ahora ya estamos viendo algunas
reacciones iniciales. Por ejemplo, hemos tenido la primera
manifestación contra la muerte de un inmigrante en un centro de
internamiento. Incluso en este aspecto Syriza ha cambiado su programa
de “cierre de todos los campos de internamiento” a “mejores
condiciones para los inmigrantes en los campos de internamiento”.
Es una ilustración de lo que decía: Syriza no quiere modificar el
actual status quo político que existe. No sé si veremos una
reactivación de las movilizaciones próximamente, pero es en lo que
trabajamos.
¿Qué es
la coalición Antarsya y qué papel juega en Grecia?
Antarsya es
una coalición anticapitalista de organizaciones y de militantes. Su
papel en este nuevo periodo es el de ser una oposición clara, de
izquierda y de los trabajadores, al gobierno. Debemos ser la fuerza
que organiza el movimiento, la fuerza que centra su intervención en
los sindicatos. Antarsya también debe ser la fuerza que combata a
los fascistas a nivel político como en la calle. Antarsya tiene que
ser también quien lleve y organice a la clase obrera para su
liberación.
La fuerza de
Antarsya son sus 3000 miembros, sobre todo jóvenes, y el papel
dirigente que pueden jugar en los sindicatos, las universidades, los
movimientos sociales, etc. El carácter anticapitalista y antisistema
de Antarsya es ampliamente reconocido entre sus militantes. Sin
embargo, las alianzas políticas establecidas por la mayoría de su
dirección son su principal debilidad, porque implican un peligro
para su programa y perfil. La alianza con el Plan B (la organización
de Alekos Alavanos, el expresidente de Syriza) es un intento real de
sustituir un vago programa anti-UE por el programa anticapitalista.
Es claramente una concesión a posiciones keynesianas y patrióticas.
Creo que es
urgente una izquierda profundamente diferente a la ya conocida
izquierda reformista del parlamento. Necesitamos una izquierda
anticapitalista y revolucionaria que no esté aislada de otras
corrientes en el movimiento de masas, que construya la autoactividad
de las masas pero que, al mismo tiempo, no abandone su independencia
política y organizativa. Para permitir a los anticapitalistas de
Antarsya poder lograr este objetivo deben ser capaces de desarrollar
una estrategia revolucionaria actualizada, independiente al capital y
al estado.