miércoles, 9 de diciembre de 2009

Invitación a la presentación del libro de Pepe Cardona, “Stalin el Sepulturero de la Revolución”

Tendrá lugar el próximo día 16 de Diciembre a las 20 horas en la sede de la Asociación de la Prensa de Granada, en Pzta. De los Peregrinos (esquina C/ San Matías), a cargo de su Autor y del escritor e historiador Pepe Gutiérrez Álvarez, Vicepresidente de la Fundación Andréu Nin.
Comunistas anticomunistas
Pepe Gutiérrez-Álvarez

El próximo miércoles día 16 de Diciembre ando invitado en la sede de la Asociación de la Prensa de Granada para tomar parte en la presentación del libro de Pepe Cardona, “Stalin el Sepulturero de la Revolución” que la Fundación Ecoem de Sevilla acaba de editar. Estamos hablando del primero volumen de una trilogía que le ha costado al autor –antiguo militante de la LCR de Granada, luego abogado laboralista-, unos cuantos años de trabajo. En este primero, la biografía abarca desde los años de seminario hasta la consagración de la teoría del “socialismo en un solo país”. Sin embargo, en cada apartado, Cardona va estableciendo “incisos” en los que va ofreciendo los datos y las interpretaciones de todos y cada uno ed los debates que acompañaran hasta el presente cada paso significativo en la biografía de Koba comenzando por su papel inicial en el partido bolchevique surgido del cisma de 1903…

Han pasado generaciones de historiadores, y se han abierto casi todos los rincones de una historia que muchos trabajadores e intelectuales de buena fe la han contemplado a la “contra”: derrota tras derrota (la fundamental la de la revolución alemana entre 1918 y 1923 que aisló un país atrasado y destruido por las guerras), el avance de la URSS al menos hasta el apogeo jruscheviano (hasta 1967-1968), aparecía como la negación del mundo capitalista, de aquel “mundo libre” del que en la España de Franco teníamos buena muestra. Dada la feroz campaña denigratoria llevado a cabo por la derecha y por sus medias desde el primer día (al menos desde que Lenin atravesó Alemania en el tren que le llevó a la Estación de Finlandia), lo más propio era que toda crítica apareciera como munición enemiga. Hasta los trotskistas y muchos anarquistas tenían buen cuidado de hacer una “previa” de denuncia del capitalismo, y de sus mentiras periodísticas antes de aportar su propia crítica…

Pero hoy los hechos están ahí. El “socialismo en un solo país” atrasado ha significado ante todo, el sacrificio de muchas otras revoluciones desde la china de 1927 hasta el sacrificio del PC indonesia confiado en Sukarno, “amigo” de la URSS y de China, líder tercermundista cuyo ejército acabó asesinando alrededor de medio millón de militantes y simpatizantes comunistas, una página poco conocida que el lector quizás recuerde por la película El año que vivimos peligrosamente. Cardona comienza de entrada con los datos más concluyentes. Así en la contraportada ya se puede leer: “Muerto Stalin, la investigación llevada a cabo por una comisión del Comité Central del PCUS, la Comisión Pospelov, obtuvo documentación acreditativa de que en los años 1937 y 1938 se detuvieron a 1.548.366 personas (algunos historiadores dan una cifra inferir de 1. 1372.329), de las que 681.692 fueron ejecutadas”, Y sigue: “Entre 1939 y 1946 la represión llevada a cabo por Stalin causó seis millones de victimas. En febrero de 1953, Stalin ordenó a Bulganin deportar a Siberia a los judíos…”

Podríamos seguir, pero lo que a mi me importa aclarar en mi intervención es el porqué y el como de todo esto, y en que ha quedado finalmente.

Todo fue realizado en nombre de la clase obrera, del comunismo, de Lenin…

No hay que remitirse al pasado para comprobar los que se han llegado a cometer en nombre de Dios o de la patria, todavía están en ello. Bush fue exaltado por el último vicario de Cristo como un modelo moral. Los que nos hemos criado bajo el franquismo y en sus escuelas, pronto aprendimos el abismo que existía entre los plegarias y los discursos y la realidad. En nombre de la democracia y de los pueblos se provocó una Primera guerra Mundial que acabó siendo antesala de la Segunda…En nombre de la civilización, los imperialismos asolaron pueblos y los condenaron al subdesarrollo y a la dependencia. En nombre del socialismo, la socialdemocracia patriotera hizo la “Gran Guerra”, y no le tembló el pulso a la hora de reprimir a los espartaquistas o sea, a los primeros comunistas alemanes.

El gran problema de la humanidad no ha sido tanto reconocer en qué radica lo mejor, algunas religiones ya apuntaron a ello. El problema es que en nombre de lo mejor se podía hacer lo peor, y no es otra cosa de lo que nos habla este libro y decenas de aportaciones, aunque si no me equivoco, esta es la primera gran biografía de Stalin escrita entre nosotros.

Su lectura nos lleva a preguntarnos una vez más sobre el significado de las palabras, tan gastadas se dice. Esto que resulta evidente en odas las demás, tanto es así que obliga a toa persona medianamente culta a diferenciar, por ejemplo entre el cristianismo del pobre de Asís y el de Rouco, entre el liberalismo de Bolivar y el de Vargas Llosa, entre la democracia de Lincoln y la de Bush, entre la republica de Robespieerra y la de Salazar o entre el socialismo de Pablo Iglesias y el de Bono, con el comunismo se de un problema añadido. Y es que desde las estancias ideológicas dominantes se pretende que lo que dicen los estalinistas es cierto, o sea que no hay ninguna diferencia entre Lenin y Stalin, e incluso entre Pol Pot y Trotsky o Rosa Luxemburgo aunque sea “en última instancia”. Cosas así se leen en el ABC pero también en El País, las escribe stanley Payne pero también Antonio Elorza…

Para varias generaciones de gente izquierdas, el comunismo era lo que venía de la URSS. En ello se confundía con una Revolución de Octubre que ni más ni menos, “plantea” la necesidad de iniciar un proceso revolucionario, y de sobrevivir lo más audazmente mientras esto no ocurra. En líneas generales, estos fueron los años vente hasta que al final la vieja burocracia zarista y la “revolucionaria” se confundieron bajo la dirección de un líder que representaba como pocos esta mixtura.

La URSS era lejana, y era el consuelo, el soporte en muchos casos. En cuanto al capitalismo, no mecía vivir. Estructuralmente condenado a periódicas convulsiones, no era capaz de resolver la miseria de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta, y la democracia "burguesa", su mejor invento político, no constituía un dique idóneo contra el fascismo: más bien actuaba como cómplice como había demostrado el "ensayo general" español. Para los que carecían de formación y memoria de 1917, sólo el “comunismo realmente existente” podría conducir a los pueblos, tras derrotar a sus enemigos, hasta el horizonte de radiante porvenir. Después de la II Guerra Mundial este “comunismo” llegó a su cenit: se había extendido por dos continentes (democracias populares en Europa, victoria de los comunistas en China) mientras el mundo convalecía de la guerra más terrible, suscitó el penúltimo gran miedo de un Occidente atravesado por poderosos movimientos obreros. Pero este eslabón se empezó a romper también donde era más débil: en los Estados Unidos.

“Integrado” el movimiento obrero con los logros parciales (pero muy importantes) del “welfare state”, se desarrolló una “guerra fría cultural” cuyo curso y conclusión es de todos sabidas.

Mientras que la proporción de de "compañeros de viaje" para quienes negar la verdad constituía un acto de servicio revolucionario en defensa del bastión soviético (su única lealtad), fue disminuyendo, el bando de los renegados fue creciendo. Minoritarios, los “herejes” fueron desarrollando su guerra siguiendo las pautas marcadas “grosso modo” por Trotsky: defender las conquistas y la memoria revolucionaria, pero denunciar sin piedad la burocracia y sus traiciones.

Sin embargo, la línea de demarcación nunca estuvo clara, y los ejemplos de ambigüedades son numerosos. Ha dado para muchos libros, y cada día se publican más. Pero hay algo que está claro: al igual que ha sucedido con la historia de la Religión, si hay algo que realmente vale la pena son los herejes, tanto es así que el Vaticano celebra el 500 aniversario del “Descubrimiento” poniendo en primer plano al hereje, o sea a Bartolomé de las Casas.

Lo que ahora se está recomponiendo tan trabajosamente necesita de los ejes, y este libro de José Cardona es, con sus logros y defectos, una apología de la verdad y de las herejías.


Enlace del artículo original en Kaosenlared:

http://www.kaosenlared.net/noticia/comunistas-anticomunistas


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