
En el acto intervino Antonio Quitián, un cura obrero; memoria viva de
aquella lucha y actor de la misma desde su intervención en el
movimiento obrero a través del asociacionismo barrial y vecinal. Y
además de contar con la presencia y las palabras de Quitián, la Asamblea
Interprofesional de Granada realizó un llamamiento al conjunto de la
clase trabajadora para unificar las luchas y prácticar la solidaridad de
clase. Algunos asistentes empuñaron el microfóno y contaron sus luchas
de común denominador, pues son todas la misma: la lucha de la clase
trabajadora. La lucha de los trabajadores de Hostelería, la lucha contra
la represión en Ebone Sport, la lucha de Stop desahucios o la lucha de
los Desempleados de Granada, las luchas de la clase obrera y
trabajadora.
Pero ¿qué pasó aquel verano del 70 en Granada?
A grandes rasgos y sin entrar en los importantísmos detalles de cómo
se sentaron las bases para el desarrollo de aquella huelga y el
contenido y resultado de las distintas asambleas preparatorias y de
huelga, para lo cual a pesar de la insuficientes crónicas, sí que hay
algún material documentado, en el verano del 70 en Granada se negociaba
el convenio de la construcción.
Los patronos de entonces, como los de ahora sacaban sus enormes
ganancias, repartiendo salarios bajos en calorías, salarios de miseria
entre los 12.000 trabajadores de este sector en Granada. Las condiciones
de trabajo eran lamentables: los peones cobraban unos sueldos bien
pequeños en los que estaban incluidas las pagas extras, los permisos y
el plus familiar. La jornada laboral era de 10 horas y se trabajaba seis
días a la semana. El trabajo a destajo estaba generalizado así como las
horas extras. Los contratos eran generalmente de 4 ó 6 meses, previo
periodo de prueba de 15 días. La sobreexplotación, la inestabilidad en
el empleo, la siniestralidad, la contratación ilegal y otras formas de
precariedad laboral, junto al paro como ahora eran la norma.
Los obreros de entonces reivindicaban una jornada laboral de 8 horas,
eliminar las diferencias salariales, acabar con las horas
extraordinarias y el trabajo a destajo, suprimir la eventualidad laboral
y los despidos; se demandaba una cláusula que contemplara la categoría
de obrero fijo a los cuatro meses de contratación, indemnización en caso
de accidente o enfermedad laboral. Una de las reivindicaciones por las
que también se luchaba era que la media hora del bocadillo entrara en el
cómputo de la jornada laboral, que años más tarde se “recuperarían”
saliendo del tajo los viernes a las 14:00 en lugar de a las 12:30 como
se debiera.
Organizarse para hacer valer esas reivindicaciones entonces también
era complicado pero muchos trabajadores concienciados y organizados en
clandestinidad hacían un gran trabajo apoyados también en un importante
asociacionismo barrial y vecinal. La importancia de la mujer trabajadora
en la huelga del 70 fue también un elemento crucial.
Con las negociaciones estancadas por la presión de la patronal y al
calor de unas asambleas de trabajadores numerosas y participativas, tras
la del día 20 de julio, los trabajadores de la construcción en Granada
decidieron ir a la Huelga. Después del acuerdo, todos quedaron
emplazados a los piquetes del día siguiente.
A primera hora del día 21 de julio 6.000 obreros avanzaban por la
calle Santa Bárbara vigilados por la policía e invitaban a sumarse a los
compañeros que se encontraban al paso por el Camino de Ronda.
Ante la envergadura que la huelga iba tomando, la policía –¡cómo no!-
dió la orden de disolver la manifestación y sacaron sus porras. Los
obreros respondieron al ataque en un primer momento para regresar
después a las antiguas oficinas de los sindicatos. Pero la lucha no iba a
parar por esto. Tras ser nuevamente amenazados por la policía, empieza
la batalla. La policía sacó las pistolas y se produjeron los primeros
disparos.
Los obreros respondieron con piedras y finalmente se suceden decenas
de trabajadores heridos, detenciones y caen asesinados por la policía
Antonio Huertas un joven trabajador de 22 años de Maracena, Cristóbal
Ibáñez de 43 años, natural de Granada y Manuel Sánchez, 24 años, que era
Armilla.
Pincha aquí para descargar el Manifiesto de la Asamblea Interprofesional de Granada.
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