miércoles, 23 de julio de 2014

Crónica del Acto Homenaje a la Huelga del 70

El pasado 21 de julio a las 20:00 la Asamblea Interprofesional realizó en la Plaza de la Caleta un acto conmemorativo de la histórica Huelga del 70.

En el acto intervino Antonio Quitián, un cura obrero; memoria viva de aquella lucha y actor de la misma desde su intervención en el movimiento obrero a través  del asociacionismo barrial y vecinal. Y además de contar con la presencia y las palabras de Quitián, la Asamblea Interprofesional de Granada realizó un llamamiento al conjunto de la clase trabajadora para unificar las luchas y prácticar la solidaridad de clase. Algunos asistentes empuñaron el microfóno y contaron sus luchas de común denominador, pues son todas la misma: la lucha de la clase trabajadora. La lucha de los trabajadores de Hostelería, la lucha contra la represión en Ebone Sport, la lucha de Stop desahucios o la lucha de los Desempleados de Granada, las luchas de la clase obrera y trabajadora.

Pero ¿qué pasó aquel verano del 70 en Granada?
A grandes rasgos y sin entrar en los importantísmos detalles de cómo se sentaron las bases para el desarrollo de aquella huelga y el contenido y resultado de las distintas asambleas preparatorias y de huelga, para lo cual a pesar de la insuficientes crónicas, sí que hay algún material documentado, en el verano del 70 en Granada se negociaba el convenio de la construcción.

Los patronos de entonces, como los de ahora sacaban sus enormes ganancias, repartiendo salarios bajos en calorías, salarios de miseria entre los 12.000 trabajadores de este sector en Granada. Las condiciones de trabajo eran lamentables: los peones cobraban unos sueldos bien pequeños en los que estaban incluidas las pagas extras, los permisos y el plus familiar. La jornada laboral era de 10 horas y se trabajaba seis días a la semana. El trabajo a destajo estaba generalizado así como las horas extras. Los contratos eran generalmente de 4 ó 6 meses, previo periodo de prueba de 15 días. La sobreexplotación, la inestabilidad en el empleo, la siniestralidad, la contratación ilegal y otras formas de precariedad laboral, junto al paro como ahora eran la norma.

Los obreros de entonces reivindicaban una jornada laboral de 8 horas, eliminar las diferencias salariales, acabar con las horas extraordinarias y el trabajo a destajo, suprimir la eventualidad laboral y los despidos; se demandaba una cláusula que contemplara la categoría de obrero fijo a los cuatro meses de contratación, indemnización en caso de accidente o enfermedad laboral. Una de las reivindicaciones por las que también se luchaba era que la media hora del bocadillo entrara en el cómputo de la jornada laboral, que años más tarde se “recuperarían” saliendo del tajo los viernes a las 14:00 en lugar de a las 12:30 como se debiera.

Organizarse para hacer valer esas reivindicaciones entonces también era complicado pero muchos trabajadores concienciados y organizados en clandestinidad hacían un gran trabajo apoyados también en un importante asociacionismo barrial y vecinal. La importancia de la mujer trabajadora en la huelga del 70 fue también un elemento crucial.
 
Con las negociaciones estancadas por la presión de la patronal y al calor de unas asambleas de trabajadores numerosas y participativas, tras la del día 20 de julio, los trabajadores de la construcción en Granada decidieron ir a la Huelga. Después del acuerdo, todos quedaron emplazados a los piquetes del día siguiente.
A primera hora del día 21 de julio 6.000 obreros avanzaban por la calle Santa Bárbara vigilados por la policía e invitaban a sumarse a los compañeros que se encontraban al paso por el Camino de Ronda.

Ante la envergadura que la huelga iba tomando, la policía –¡cómo no!- dió la orden de disolver la manifestación y sacaron sus porras. Los obreros respondieron al ataque en un primer momento para regresar después a las antiguas oficinas de los sindicatos. Pero la lucha no iba a parar por esto. Tras ser nuevamente amenazados por la policía, empieza la batalla. La policía sacó las pistolas y se produjeron los primeros disparos.

Los obreros respondieron con piedras y finalmente se suceden decenas de trabajadores heridos, detenciones y caen asesinados por la policía Antonio Huertas un joven trabajador de 22 años de Maracena, Cristóbal Ibáñez de 43 años, natural de Granada y Manuel Sánchez, 24 años, que era Armilla.

Pincha aquí para descargar el Manifiesto de la Asamblea Interprofesional de Granada.

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