El terremoto político creado por
las elecciones del pasado 24 de Febrero nos confirma la precisión de un
análisis que iniciamos hace dos años. Una reflexión movida por la
conciencia del final del movimiento obrero como lo hemos conocido en el
siglo XX y por el final de los ritos e instrumentos políticos que esa
historia nos entrega (partidos, y en mayor parte, organizaciones
sindicales burocráticas.
Esos símbolos y esas tradiciones conocidas por todos ya no serán los que recompongan social y políticamente una clase fragmentada pero no por eso menos golpeada por la explotación y alienación: no es suficiente una genérica “unidad de la oposición” para remontar el declive en el que la izquierda se encuentra.
“Cuando afirmamos que el movimiento obrero del siglo XX ya no existe, naturalmente no queremos decir que la clase obrera se ha disuelto y que ya no hay un movimiento sindical y la exigencia de continuar trabajando en ese ámbito”, escribían en la pasada Conferencia nacional de Sinistra Critica. “Señalamos solamente la obviedad de que ya no existe el conjunto de sinergias que en Europa y en el mundo había obligado al capitalismo a cambiar para no morir”.
“El final de aquel movimiento obrero necesariamente implica un cambio de óptica y de prácticas de quienes también han vivido en el interior de la oposición porque no hay posibilidad de colmar la esperanza de que un sujeto socio-político fuerte sea llevado desde las propias luchas más allá de un horizonte reformista. La reconstrucción nos afecta directamente a pesar de que las fuerzas disponibles sean exiguas y se pueda sólo optar por una parte del trabajo, una fracción del movimiento en su conjunto”.
La imagen del cuadro ha cambiado, y desde hace tiempo. Las elecciones políticas de Febrero representan sólo el epifenómeno, como ocurre siempre con los resultados electorales. Un profundo deslizamiento se ha verificado en el tiempo, en la naturaleza de los sujetos sociales y en su relación con la política. El detonante de este derrumbe han sido la crisis económica y al mismo tiempo la crisis de las políticas neoliberales que ya viene percibida de manera cada vez más creciente.
Las elecciones han expresado un rechazo masivo de las políticas de los últimos 20 años y la disidencia en los enfrentamientos con el sistema ha sido de una envergadura sin precedentes (además, la mitad del electorado o no ha votado o lo ha hecho por el M5S percibido como externo al “sistema”). Este dato podría abrir enormes espacios para los movimientos, que deberían tratar de aprovechar al máximo esta ruptura tratando de transferirla al terreno social, jugando con la inestabilidad del sistema político y las fuerzas que lo han sostenido y desafiando al Movimiento 5 Estrellas, sus propuestas y sus nuevos parlamentarios en el terreno de la autoorganización. Redefiniendo así las “justas fracturas” empezando por la de clase.
Pero el problema principal no será tanto la interlocución con el M5S y sus expresiones institucionales, a pesar de que este movimiento en el próximo período, en función de los acontecimientos, ofrecerá una relación obligada y en algunos casos también útil a instancias de los movimientos sociales (como anuncia la participación de los diputados M5S en la manifestación No TAV, participación que podría o bien “oscurecer” la manifestación misma o darle mayor impacto.
En cambio el verdadero desafío será utilizar la brecha que ese voto y empuje han abierto en un sistema político e institucional paralizado, para ganar espacios de viabilidad, eficacia y consolidación de los movimientos de masas. De aquéllos que nos interesan y sobre los que apostamos fuerte para construir subjetividades alternativas.
Desde este punto de vista nos interesa poco trabajar sobre las contradicciones de las subjetividades políticas de la izquierda ya “radical”. Lo que nos interesa más bien es encontrar, fomentar, desarrollar, dar espacio a las formas de politización que promuevan conflicto en esta fase de ingobernabilidad institucional y política.
Por esto hemos elegido otro camino respecto a la hipótesis de la “reconstrucción” de los instrumentos ya en ruinas: la construcción de un área anticapitalista “desde abajo”, un proceso en el que tenemos la intención de superar también nuestra misma organización; un área social y política de la que no pretendemos ser eje ni propietarios -sino simplemente autores de una propuesta, de un proyecto abierto y participativo, en continua experimentación.
“El problema es que urge pensar en la reconstrucción de un sujeto alternativo, anticapitalista- citamos ahora nuestro documento – haciendo las cuentas seriamente con las relaciones políticas y sociales entre sujetos y con el entrelazamiento de la práctica social y la de un nuevo pensamiento crítico. Para que no sean efímeros los momentos de unidad social y política, las coaliciones, sociales o electorales, necesitan recrear un bagaje que falta desde hace décadas que no se reconstruirá con un golpe de efecto o movimiento táctico coyuntural. Se requiere un compromiso a medio plazo”. “Un nuevo inicio es el que cultiva el terreno de la lucha de clases, eliminando desechos y taras del pasado, restablece coordenadas básicas: la independencia del liberalismo también en su forma social-liberal, la identificación de un campo de clase lo más amplio posible, la reconstrucción de mecanismos favorables a la autoorganización, la formación de procesos unitarios con distintas áreas que articulen sus orientaciones sin peligrarlos y la posibilidad de tener procesos transversales por el 99%”.
Hemos mencionado lo que habíamos escrito para ratificar que la orientación que queremos darnos no es el fruto de improvisación, impresionismo o peor, oportunismo post-electoral, sino que deriva de un análisis profundo. En las movilizaciones de Occupy, de los indignados o en las revoluciones árabes habíamos vislumbrado una “radicalización anómala” que definimos “líquida” y representativa de una transición incierta entre lo viejo y lo nuevo, pero capaz de provocar un “cortocircuito entre las dinámicas de clase y las de las organizaciones sociales y políticas”.
La crisis del 25 de Febrero no es sólo del PD o de la izquierda radical, sino también del sindicalismo viejo y nuevo. Y por lo tanto es necesario “repensar la construcción de un nuevo sujeto anticapitalista a partir de los social, asumiendo plenamente y siendo conscientes que los movimientos sociales de los últimos años se connotan cada vez más como fábricas de la política y menos como teatro de la representación”.
El eslogan de Occupy Wall Street, que contrapone el 99% al 1% de la población se confirma profético. Señala una línea divisoria hoy actual entre el “nosotros” y el “ellos” en la posesión de la riqueza, volviendo a proponer de forma nueva en la parrilla la lectura de clase. También ayuda a poner con nuevos términos otra cuestión crucial en tiempos de crisis y fractura de las actuales estructuras de poder: la democrática. La brecha que ha abierto el Movimiento 5 Estrellas también tiene una connotación política e institucional, en el sentido de otras instituciones que respondan a la lógica del 99%. Cuando se dice que “la democracia de los partidos ha acabado” no se puede limitar a una operación anti-casta o encaminada a aumentar los consensos electorales. Pero desde nuestro punto de vista también puede significar que hace falta abrir una reflexión sobre la calidad de la democracia en la que la expresión directa y de base adquiere nueva credibilidad.
Hay mucho que construir y mucho que hacer. Hay referencias del pasado que pueden ser conservadas de forma útil pero sólo puestas a disposición de un proyecto nuevo. Hace falta añadir nuevas páginas al libro de la revolución, ya desgastado en parte. Pero sabiendo que para los jóvenes estas páginas serán las primeras.
Un nuevo proyecto político hoy debe hablar el lenguaje de la revuelta y del cambio social, de la transformación radical, de la esperanza y construcción de un horizonte mejor. Sus protagonistas tendrán que ser quienes quieren cambiar este sistema: estudiantes de media y universitarios a los que se les sustrae el derecho y calidad del estudio, trabajadoras y trabajadores que resisten a la explotación, precarios cada vez más en el centro de procesos de valorización del capital, mujeres que combaten el nunca desaparecido patriarcado, sujetos LGBT que reivindican derechos, activistas ecologistas por la defensa del territorio.
Existe una pluralidad de personas sujetas a la lógica perversa de un capitalismo en crisis y que se unen, aunque sea inconscientemente, por las condiciones comunes de explotación y expropiación de su futuro. Pueden vincularse a proyectos unitarios entorno a “fuertes ideas” ganadoras, por hipótesis creíbles de sociedades alternativas a partir de modelos y modos de producción, desde la esfera de la propiedad pública, desde la democracia de base.
Nuestros interlocutores no serán pues las clases políticas o áreas disgregadas de la que ha sido la izquierda radical, sino las nuevas formas de politización y participación con las que discutiremos en igualdad. Con un objetivo explícito para nosotros: construir un espacio de iniciativa social y política, un área anticapitalista capaz de plantear de nuevo la cuestión de la transformación social radical, la de la revolución.
Ya hemos desarrollado instrumentos abiertos e inclusivos de trabajo político que van en esta dirección, empezando por rivoltaildebito.org, que a partir de cuestionar la necesidad del pago de la deuda plantea la cuestión de un nuevo presupuesto público, de una reapropiación de los instrumentos de la política económica y del “tout court”.
Queremos continuar, experimentar, de forma abierta, horizontal, sin primacías políticas y sin complejos. En este sentido propondremos una web-revista abierta a todas y todos los que quieran construir con las cuestiones señaladas brevemente aquí: la naturaleza de la crisis, la situación actual de los que se oponen a ella, la alternativa, los modos para llegar a ella, las intersecciones culturales, el imaginario.
Queremos realizar una investigación superponiéndola al trabajo político, experimentar para aprender y mejorar. Queremos dar, quizás por primera vez en la historia social y política de este país, la justa centralidad a la autoorganización y autodeterminación de los sujetos en lucha, históricamente expropiados por burocracias políticas, sindicales y/o institucionales o bien por vanguardias autistas.
El anticapitalismo es hoy sobre todo un método y una práctica de lucha, antes incluso que una identidad política preconstituida. Así pues nos gustaría construir una cita nacional, un “Festival anticapitalista” para tratar de razonar juntos y poner en red todo lo que quiere sintonizarse con esta reflexión. En el futuro inmediato, mirando la escena política en Italia y en Europa, no escapa a nadie la necesidad de fuertes movimientos sociales. No es suficiente la representación parlamentaria, por mucho que lo que ha sucedido en Italia pueda prefigurar hipótesis o esperanzas de cambio. Hace falta construir movimientos desde abajo, como el que se ha impuesto en el Valle de Susa, como el de los estudiantes de los últimos años, como las revueltas ecologistas que salpican gran parte del país (y que explican el voto al M5S), como las resistencias obreras que todavía existen.
No es cierto, como alguno sostiene, que no hay conflicto social en Italia, aunque se expresa en formas fragmentarias y dispersas. En esta dirección no sirve un “abstracto” frente de partidos de oposición, limitados con demasiada frecuencia a sus clases dirigentes, sino coaliciones múltiples, foros temáticos, experiencias ejemplares, sabiendo que la colaboración, la red, la unidad de acción siguen siendo valiosos activos.
Nuestro objetivo es un forum, como el del “Por un nuevo presupuesto público”, que de forma errónea se define “temático” y que en cambio permite construir coaliciones trabajando en contenidos y programas compartidos, campañas, conflictos. Ya en las próximas semanas estaremos en marcha con nuestras propuestas: el 23 de Marzo en el Valle de Susa contra el TAV, el 13 de Abril en Florencia para la segunda asamblea nacional “para un nuevo presupuesto público y social”, entre otras.
Hace falta pensar también en una dimensión supranacional, al menos europea. No nos convence la hipótesis de la salida del euro pero percibimos con claridad la peligrosidad de las políticas decididas por el BCE, la Comisión Europea o el FMI, la troika. El tema de la deuda y su cancelación sigue siendo central, así como el firme rechazo a la austeridad impuesta por Europa. Por esto no bastan las proclamas sino proyectos más concretos como los puestos en marcha en Frankfurt o Madrid y de los que advertimos la máxima urgencia.
Lo mismo vale para el área mediterránea donde el tiempo de las revoluciones árabes no ha acabado y donde la solidaridad efectiva entre movimientos de transformación es en sí un proceso en marcha. En este sentido nos parece muy importante la invitación del Frente Popular Tunecino a las izquierdas anticapitalistas del Mediterráneo en Túnez el 23-24 de Marzo para un encuentro contra la deuda y las políticas capitalistas en el área -encuentro en el que participaremos para discutir con estas izquierdas una posible campaña común contra la deuda, al norte y al sur del Mediterráneo. Nuestro objetivo, por tanto, es un nuevo proyecto político y una nueva subjetividad política que se nutrirá de los recorridos necesarios, que a su vez se harán útiles. No nos sirve, y no sirve para esta nueva subjetividad, la proclamación de nuevas organizaciones o el replanteamiento de viejos y nuevos “partiditos”: Esto no significa “disolvernos en el movimiento”, sino usar nuestro colectivo político para un proyecto abierto y para encontrar nuevas vías de construcción de la subjetividad anticapitalista. No tenemos prisa aunque no tenemos mucho tiempo. Pero es el tiempo de la lenta impaciencia, que no significa renuncia a la transformación social, a la revolución, sino todo lo contrario. Sobre este proyecto, esta propuesta, pondremos en marcha en las próximas semanas encuentros, reuniones, asambleas en los territorios; encuentros abiertos a cualquier persona que quiera discutir con nosotros, no solamente dirigidos a quien ya lo comparte y está implicado.
Piero Maestri, Tatiana Montella, Dario Di Nepi, Daniele D’Ambra, Giulio Calella, Salvatore Cannavò, Lidia Cirillo, Danilo Corradi, Flavia D’Angeli, Roberto Firenze, Luciano Governali, Gianni De Giglio, Gigi Malabarba, Felice Mometti, Michela Puritani, Giorgio Sestili, Emiliano Viti.
http://sinistracritica.org/2013/03/...
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista
Esos símbolos y esas tradiciones conocidas por todos ya no serán los que recompongan social y políticamente una clase fragmentada pero no por eso menos golpeada por la explotación y alienación: no es suficiente una genérica “unidad de la oposición” para remontar el declive en el que la izquierda se encuentra.
“Cuando afirmamos que el movimiento obrero del siglo XX ya no existe, naturalmente no queremos decir que la clase obrera se ha disuelto y que ya no hay un movimiento sindical y la exigencia de continuar trabajando en ese ámbito”, escribían en la pasada Conferencia nacional de Sinistra Critica. “Señalamos solamente la obviedad de que ya no existe el conjunto de sinergias que en Europa y en el mundo había obligado al capitalismo a cambiar para no morir”.
“El final de aquel movimiento obrero necesariamente implica un cambio de óptica y de prácticas de quienes también han vivido en el interior de la oposición porque no hay posibilidad de colmar la esperanza de que un sujeto socio-político fuerte sea llevado desde las propias luchas más allá de un horizonte reformista. La reconstrucción nos afecta directamente a pesar de que las fuerzas disponibles sean exiguas y se pueda sólo optar por una parte del trabajo, una fracción del movimiento en su conjunto”.
La imagen del cuadro ha cambiado, y desde hace tiempo. Las elecciones políticas de Febrero representan sólo el epifenómeno, como ocurre siempre con los resultados electorales. Un profundo deslizamiento se ha verificado en el tiempo, en la naturaleza de los sujetos sociales y en su relación con la política. El detonante de este derrumbe han sido la crisis económica y al mismo tiempo la crisis de las políticas neoliberales que ya viene percibida de manera cada vez más creciente.
Las elecciones han expresado un rechazo masivo de las políticas de los últimos 20 años y la disidencia en los enfrentamientos con el sistema ha sido de una envergadura sin precedentes (además, la mitad del electorado o no ha votado o lo ha hecho por el M5S percibido como externo al “sistema”). Este dato podría abrir enormes espacios para los movimientos, que deberían tratar de aprovechar al máximo esta ruptura tratando de transferirla al terreno social, jugando con la inestabilidad del sistema político y las fuerzas que lo han sostenido y desafiando al Movimiento 5 Estrellas, sus propuestas y sus nuevos parlamentarios en el terreno de la autoorganización. Redefiniendo así las “justas fracturas” empezando por la de clase.
Pero el problema principal no será tanto la interlocución con el M5S y sus expresiones institucionales, a pesar de que este movimiento en el próximo período, en función de los acontecimientos, ofrecerá una relación obligada y en algunos casos también útil a instancias de los movimientos sociales (como anuncia la participación de los diputados M5S en la manifestación No TAV, participación que podría o bien “oscurecer” la manifestación misma o darle mayor impacto.
En cambio el verdadero desafío será utilizar la brecha que ese voto y empuje han abierto en un sistema político e institucional paralizado, para ganar espacios de viabilidad, eficacia y consolidación de los movimientos de masas. De aquéllos que nos interesan y sobre los que apostamos fuerte para construir subjetividades alternativas.
Desde este punto de vista nos interesa poco trabajar sobre las contradicciones de las subjetividades políticas de la izquierda ya “radical”. Lo que nos interesa más bien es encontrar, fomentar, desarrollar, dar espacio a las formas de politización que promuevan conflicto en esta fase de ingobernabilidad institucional y política.
Por esto hemos elegido otro camino respecto a la hipótesis de la “reconstrucción” de los instrumentos ya en ruinas: la construcción de un área anticapitalista “desde abajo”, un proceso en el que tenemos la intención de superar también nuestra misma organización; un área social y política de la que no pretendemos ser eje ni propietarios -sino simplemente autores de una propuesta, de un proyecto abierto y participativo, en continua experimentación.
“El problema es que urge pensar en la reconstrucción de un sujeto alternativo, anticapitalista- citamos ahora nuestro documento – haciendo las cuentas seriamente con las relaciones políticas y sociales entre sujetos y con el entrelazamiento de la práctica social y la de un nuevo pensamiento crítico. Para que no sean efímeros los momentos de unidad social y política, las coaliciones, sociales o electorales, necesitan recrear un bagaje que falta desde hace décadas que no se reconstruirá con un golpe de efecto o movimiento táctico coyuntural. Se requiere un compromiso a medio plazo”. “Un nuevo inicio es el que cultiva el terreno de la lucha de clases, eliminando desechos y taras del pasado, restablece coordenadas básicas: la independencia del liberalismo también en su forma social-liberal, la identificación de un campo de clase lo más amplio posible, la reconstrucción de mecanismos favorables a la autoorganización, la formación de procesos unitarios con distintas áreas que articulen sus orientaciones sin peligrarlos y la posibilidad de tener procesos transversales por el 99%”.
Hemos mencionado lo que habíamos escrito para ratificar que la orientación que queremos darnos no es el fruto de improvisación, impresionismo o peor, oportunismo post-electoral, sino que deriva de un análisis profundo. En las movilizaciones de Occupy, de los indignados o en las revoluciones árabes habíamos vislumbrado una “radicalización anómala” que definimos “líquida” y representativa de una transición incierta entre lo viejo y lo nuevo, pero capaz de provocar un “cortocircuito entre las dinámicas de clase y las de las organizaciones sociales y políticas”.
La crisis del 25 de Febrero no es sólo del PD o de la izquierda radical, sino también del sindicalismo viejo y nuevo. Y por lo tanto es necesario “repensar la construcción de un nuevo sujeto anticapitalista a partir de los social, asumiendo plenamente y siendo conscientes que los movimientos sociales de los últimos años se connotan cada vez más como fábricas de la política y menos como teatro de la representación”.
El eslogan de Occupy Wall Street, que contrapone el 99% al 1% de la población se confirma profético. Señala una línea divisoria hoy actual entre el “nosotros” y el “ellos” en la posesión de la riqueza, volviendo a proponer de forma nueva en la parrilla la lectura de clase. También ayuda a poner con nuevos términos otra cuestión crucial en tiempos de crisis y fractura de las actuales estructuras de poder: la democrática. La brecha que ha abierto el Movimiento 5 Estrellas también tiene una connotación política e institucional, en el sentido de otras instituciones que respondan a la lógica del 99%. Cuando se dice que “la democracia de los partidos ha acabado” no se puede limitar a una operación anti-casta o encaminada a aumentar los consensos electorales. Pero desde nuestro punto de vista también puede significar que hace falta abrir una reflexión sobre la calidad de la democracia en la que la expresión directa y de base adquiere nueva credibilidad.
Hay mucho que construir y mucho que hacer. Hay referencias del pasado que pueden ser conservadas de forma útil pero sólo puestas a disposición de un proyecto nuevo. Hace falta añadir nuevas páginas al libro de la revolución, ya desgastado en parte. Pero sabiendo que para los jóvenes estas páginas serán las primeras.
Un nuevo proyecto político hoy debe hablar el lenguaje de la revuelta y del cambio social, de la transformación radical, de la esperanza y construcción de un horizonte mejor. Sus protagonistas tendrán que ser quienes quieren cambiar este sistema: estudiantes de media y universitarios a los que se les sustrae el derecho y calidad del estudio, trabajadoras y trabajadores que resisten a la explotación, precarios cada vez más en el centro de procesos de valorización del capital, mujeres que combaten el nunca desaparecido patriarcado, sujetos LGBT que reivindican derechos, activistas ecologistas por la defensa del territorio.
Existe una pluralidad de personas sujetas a la lógica perversa de un capitalismo en crisis y que se unen, aunque sea inconscientemente, por las condiciones comunes de explotación y expropiación de su futuro. Pueden vincularse a proyectos unitarios entorno a “fuertes ideas” ganadoras, por hipótesis creíbles de sociedades alternativas a partir de modelos y modos de producción, desde la esfera de la propiedad pública, desde la democracia de base.
Nuestros interlocutores no serán pues las clases políticas o áreas disgregadas de la que ha sido la izquierda radical, sino las nuevas formas de politización y participación con las que discutiremos en igualdad. Con un objetivo explícito para nosotros: construir un espacio de iniciativa social y política, un área anticapitalista capaz de plantear de nuevo la cuestión de la transformación social radical, la de la revolución.
Ya hemos desarrollado instrumentos abiertos e inclusivos de trabajo político que van en esta dirección, empezando por rivoltaildebito.org, que a partir de cuestionar la necesidad del pago de la deuda plantea la cuestión de un nuevo presupuesto público, de una reapropiación de los instrumentos de la política económica y del “tout court”.
Queremos continuar, experimentar, de forma abierta, horizontal, sin primacías políticas y sin complejos. En este sentido propondremos una web-revista abierta a todas y todos los que quieran construir con las cuestiones señaladas brevemente aquí: la naturaleza de la crisis, la situación actual de los que se oponen a ella, la alternativa, los modos para llegar a ella, las intersecciones culturales, el imaginario.
Queremos realizar una investigación superponiéndola al trabajo político, experimentar para aprender y mejorar. Queremos dar, quizás por primera vez en la historia social y política de este país, la justa centralidad a la autoorganización y autodeterminación de los sujetos en lucha, históricamente expropiados por burocracias políticas, sindicales y/o institucionales o bien por vanguardias autistas.
El anticapitalismo es hoy sobre todo un método y una práctica de lucha, antes incluso que una identidad política preconstituida. Así pues nos gustaría construir una cita nacional, un “Festival anticapitalista” para tratar de razonar juntos y poner en red todo lo que quiere sintonizarse con esta reflexión. En el futuro inmediato, mirando la escena política en Italia y en Europa, no escapa a nadie la necesidad de fuertes movimientos sociales. No es suficiente la representación parlamentaria, por mucho que lo que ha sucedido en Italia pueda prefigurar hipótesis o esperanzas de cambio. Hace falta construir movimientos desde abajo, como el que se ha impuesto en el Valle de Susa, como el de los estudiantes de los últimos años, como las revueltas ecologistas que salpican gran parte del país (y que explican el voto al M5S), como las resistencias obreras que todavía existen.
No es cierto, como alguno sostiene, que no hay conflicto social en Italia, aunque se expresa en formas fragmentarias y dispersas. En esta dirección no sirve un “abstracto” frente de partidos de oposición, limitados con demasiada frecuencia a sus clases dirigentes, sino coaliciones múltiples, foros temáticos, experiencias ejemplares, sabiendo que la colaboración, la red, la unidad de acción siguen siendo valiosos activos.
Nuestro objetivo es un forum, como el del “Por un nuevo presupuesto público”, que de forma errónea se define “temático” y que en cambio permite construir coaliciones trabajando en contenidos y programas compartidos, campañas, conflictos. Ya en las próximas semanas estaremos en marcha con nuestras propuestas: el 23 de Marzo en el Valle de Susa contra el TAV, el 13 de Abril en Florencia para la segunda asamblea nacional “para un nuevo presupuesto público y social”, entre otras.
Hace falta pensar también en una dimensión supranacional, al menos europea. No nos convence la hipótesis de la salida del euro pero percibimos con claridad la peligrosidad de las políticas decididas por el BCE, la Comisión Europea o el FMI, la troika. El tema de la deuda y su cancelación sigue siendo central, así como el firme rechazo a la austeridad impuesta por Europa. Por esto no bastan las proclamas sino proyectos más concretos como los puestos en marcha en Frankfurt o Madrid y de los que advertimos la máxima urgencia.
Lo mismo vale para el área mediterránea donde el tiempo de las revoluciones árabes no ha acabado y donde la solidaridad efectiva entre movimientos de transformación es en sí un proceso en marcha. En este sentido nos parece muy importante la invitación del Frente Popular Tunecino a las izquierdas anticapitalistas del Mediterráneo en Túnez el 23-24 de Marzo para un encuentro contra la deuda y las políticas capitalistas en el área -encuentro en el que participaremos para discutir con estas izquierdas una posible campaña común contra la deuda, al norte y al sur del Mediterráneo. Nuestro objetivo, por tanto, es un nuevo proyecto político y una nueva subjetividad política que se nutrirá de los recorridos necesarios, que a su vez se harán útiles. No nos sirve, y no sirve para esta nueva subjetividad, la proclamación de nuevas organizaciones o el replanteamiento de viejos y nuevos “partiditos”: Esto no significa “disolvernos en el movimiento”, sino usar nuestro colectivo político para un proyecto abierto y para encontrar nuevas vías de construcción de la subjetividad anticapitalista. No tenemos prisa aunque no tenemos mucho tiempo. Pero es el tiempo de la lenta impaciencia, que no significa renuncia a la transformación social, a la revolución, sino todo lo contrario. Sobre este proyecto, esta propuesta, pondremos en marcha en las próximas semanas encuentros, reuniones, asambleas en los territorios; encuentros abiertos a cualquier persona que quiera discutir con nosotros, no solamente dirigidos a quien ya lo comparte y está implicado.
Piero Maestri, Tatiana Montella, Dario Di Nepi, Daniele D’Ambra, Giulio Calella, Salvatore Cannavò, Lidia Cirillo, Danilo Corradi, Flavia D’Angeli, Roberto Firenze, Luciano Governali, Gianni De Giglio, Gigi Malabarba, Felice Mometti, Michela Puritani, Giorgio Sestili, Emiliano Viti.
http://sinistracritica.org/2013/03/...
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista
No hay comentarios:
Publicar un comentario