Es cierto que el partido Die
Linke sigue siendo hasta nueva orden la primera referencia política para
las y los que se politizan hacia la izquierda en Alemania. En su
programa, se encuentran no sólo una serie de reivindicaciones y
proposiciones en interés de los asalariados, de los marginados, de las
mujeres, de los jóvenes y de un desarrollo ecológicamente sostenible,
sino también de la superación del capitalismo por un proyecto de
sociedad socialista y democrática.
Además, el partido parece haber superado la crisis que conocía entre los
años 2011 y 2013 – en las últimas encuestas realizadas ha aumentado
hasta el 11% de los votos y empieza ahora a acercarse a su mejor
resultado, el de 2009, en el que obtuvo el 11,9% en las elecciones a
nivel federal.
Pero también es cierto que el partido sufre desde su inicio – como ya su precursor, la antigua PDS/Linkspartei – una fuerte presión hacia la adaptación. En el estado federal de Brandemburgo, el pacto de gobierno en el que es socio menor del SPD le carga la corresponsabilidad de una política de gestión de la crisis capitalista en detrimento de los explotados y oprimidos.
En plena negociación con los democristianos para formar la nueva gran coalición con la CDU/CSU, el SPD había declarado públicamente que ya no excluiría más, en el futuro, formar una coalición con Die Linke. Desde entonces, la dirección del partido Die Linke se esfuerza en hacer proposiciones al SPD y a los Verdes en vista de las próximas elecciones federales en 2017 y a ofrecer pruebas de su seriedad y responsabilidad.
Para poder convertirse en un partido de gobierno a nivel federal, Die Linke debería eliminar puntos clave de su identidad y perfil político, lo que no será fácil. En primer lugar, tendría que aceptar las intervenciones de la Bundeswehr. En segundo lugar, tendría que aceptar los programas de austeridad impuesta a las poblaciones de los países económicamente más débiles en la Unión Europea, empezando por Grecia.
En tercer lugar debería también aceptar el “freno al endeudamiento” y la disciplina presupuestaria en Alemania, y por lo tanto medidas de privatización y austeridad y nuevos regalos a los bancos. Por último, tendría que demostrar su fidelidad a las instituciones estatales establecidas, al sistema parlamentario burgués y a su centro de gravedad divina: la propiedad privada de los millonarios y multimillonarios. Además, debería demostrar su capacidad para lograr marginar a las fuerzas decididamente anticapitalistas en su interior. En este sentido, a mediados de Febrero Die LInke, en su congreso preelectoral, ha dado indudablemente un paso adelante. Esto se aplica al contenido de su campaña electoral para las elecciones europeas así como para las elecciones de candidatos y candidatas de la lista para presentarse. Ya antes del congreso, con la votación de una comisión de unos 80 ó 90 miembros encargados de hacer las propuestas, tan sólo Tobias Pflüger, militante antimilitarista y miembro de la corriente Antikapitalische Linke-AKL, pudo imponerse con estrecho margen en el segundo puesto entre las seis primeras cabezas.
Nuestro camarada de la ISL (Internationale Sozialistische linke) Michael Aggelidis, miembro también de la AKL y por otra parte de SYRIZA Alemania, aunque aplaude calurosamente su discurso poniendo el acento en las movilizaciones de solidaridad internacional contra la troika, fue eliminado al no obtener más que un voto. Ya eran éstos malos presagios para el congreso.
En efecto, Gregor Gysi, el presidente del grupo parlamentario de Die Linke en el Bundestag, junto con los líderes de la corriente que cogobierna el partido, el Forum demokratischer Sozialismus (FdS) y los representantes de los grandes destacamentos del partido al este de Alemania había preparado bien su golpe. Ni Tobias Pflüger fue elegido, ni Sabine Wills, los dos bien conocidos por su actitud muy crítica con la UE y su integración en los movimientos extraparlamentarios. Encabezando la lista, entre los primeros puestos y con posibilidades no hay ningún miembro de la AKL, siendo el candidato más a la izquierda Fabio Demasi en el puesto 6, que es un colaborador de Sarah Wagenknecht y miembro de Sozialistische Linke (SL), una corriente bastante heterogénea con perfil reformista de izquierdas. Respecto al contenido, ha sido lo mismo que para el personal: las posiciones decididamente anticapitalistas que rechazan la aceptación del marco institucional de la UE han sido marginadas en el congreso. No se trataba tanto del programa electoral para las elecciones europeas en su conjunto – es un buen número de 80 páginas y contiene una serie de puntos muy aceptables junto a otros ambiguos o dudosos – pero sobre todo su preámbulo, cuyo texto había sido redactado por miembros del ala izquierda lafontainista, anticapitalista y reformista de izquierdas en la comisión responsable de preparar los documentos del congreso. Gregor Gysi y los suyos habían lanzado una polémica pública contra este preámbulo en los medios, haciendo campaña contra el “radicalismo desmesurado” del texto.
Era sobre todo una frase en el texto el objetivo de esta campaña de denuncia, en la que la Unión Europea viene caracterizada como “poder neoliberal, militarista y en gran parte no democrático”. A pesar de que con estas caracterizaciones de la UE, el texto no aspira a un repliegue nacional, sino a la construcción de otra Europa diferente desde abajo, fue denunciado como “antieuropeo”. En el congreso fue eliminado el pasaje citado por una amplia mayoría, y sólo la AKL junto con otra pequeña corriente de izquierda (Sozialistischer Dialog) no aceptó fórmulas enlatadas de compromiso.
El ala izquierda consecuente se ha encontrado así en una posición aislada. Incluso algunos miembros de la AKL, sobre todo diputados y miembros de la dirección, habían apelado a la moderación sosteniendo que no hacia falta “exagerar” las divergencias, ya que no habría de todos modos una base sólida de posiciones comunes en el partido. En el congreso se debatió y votó contra la enmienda que buscaba reintroducir el pasaje. Parece que la Antikapitalische Linke sufrirá otro proceso de desafiliación tras haber perdido a compañeros en torno a Sarah Wagenknecht.
Si se estudia el programa electoral para las europeas en su conjunto así como las declaraciones públicas de los portavoces del partido y de su grupo en el Bundestag, se encuentra una ambigüedad característica: por una parte, las bases constitucionales de la UE de Maastricht y de Lisboa son rechazadas del todo como las políticas de los partidos mayoritarios en el Parlamento europeo y del Consejo europeo de los gobiernos así como de la Comisión europea y el BCE, por otra parte se acepta la UE como marco que puede servir para preservar la paz y organizar el proceso social y ecológico.
En lugar de comprometerse con nuevas instituciones europeas verdaderamente democráticas, construidas sobre la base de las movilizaciones y la autoorganización de las masas populares que conduzcan a una asamblea constituyente elegida de forma democrática y a la elaboración participativa de una Constitución Europea que se encargue de los intereses de los puebles, es la reforma de la UE lo que se propone. En el centro de las propuestas se encuentra la reivindicación de extender los derechos del parlamento europeo, lo que no difiere mucho de posiciones de la socialdemocracia de Martin Schulz. Es probable, o al menos posible, que nuestra línea llevada a cabo desde hace tiempo – la de reagrupar a las fuerzas anticapitalistas dentro y fuera del partido Die Linke para reflexionar juntos, elaborar y articular posiciones y llevar a cabo iniciativas conjuntas, así como también participar de forma unitaria en movilizaciones extraparlamentarias -podría concretarse próximamente. En Berlín, una nueva organización anticapitalista, la Neue antikapitalistische Organisation (NAO), acaba de ser creada, y también se ha iniciado un proceso para darle vida a nivel federal. La NAO ya se ha dirigido a la AKL solicitándole un encuentro para debatir la situación tras el primer congreso de Die Linke y hablar sobre eventuales iniciativas comunes, como por ejemplo la creación de un foro anticapitalista (Antikapitalistisches Forum) abierto a los interesados, sean o no miembros del partido.
Hay que decir que ya ha habido dimisiones de miembros del partido frustrados por los resultados de su último congreso. Por tanto, es urgente crear las estructuras que permitan evitar una pérdida desordenada de militantes proporcionándoles un nuevo marco para el compromiso político militante – si bien se es consciente del hecho de que Die Linke todavía no ha vivido su Agosto de 1914 y que no hay aún espacio para un nuevo partido a su izquierda.
Manuel Kellner, miembro de la Internationale Sozialistische linke (ISL), una de las dos organizaciones de la IV Internacional en Alemania.
http://www.lcr-lagauche.org/die-lin...
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista
Pero también es cierto que el partido sufre desde su inicio – como ya su precursor, la antigua PDS/Linkspartei – una fuerte presión hacia la adaptación. En el estado federal de Brandemburgo, el pacto de gobierno en el que es socio menor del SPD le carga la corresponsabilidad de una política de gestión de la crisis capitalista en detrimento de los explotados y oprimidos.
En plena negociación con los democristianos para formar la nueva gran coalición con la CDU/CSU, el SPD había declarado públicamente que ya no excluiría más, en el futuro, formar una coalición con Die Linke. Desde entonces, la dirección del partido Die Linke se esfuerza en hacer proposiciones al SPD y a los Verdes en vista de las próximas elecciones federales en 2017 y a ofrecer pruebas de su seriedad y responsabilidad.
Para poder convertirse en un partido de gobierno a nivel federal, Die Linke debería eliminar puntos clave de su identidad y perfil político, lo que no será fácil. En primer lugar, tendría que aceptar las intervenciones de la Bundeswehr. En segundo lugar, tendría que aceptar los programas de austeridad impuesta a las poblaciones de los países económicamente más débiles en la Unión Europea, empezando por Grecia.
En tercer lugar debería también aceptar el “freno al endeudamiento” y la disciplina presupuestaria en Alemania, y por lo tanto medidas de privatización y austeridad y nuevos regalos a los bancos. Por último, tendría que demostrar su fidelidad a las instituciones estatales establecidas, al sistema parlamentario burgués y a su centro de gravedad divina: la propiedad privada de los millonarios y multimillonarios. Además, debería demostrar su capacidad para lograr marginar a las fuerzas decididamente anticapitalistas en su interior. En este sentido, a mediados de Febrero Die LInke, en su congreso preelectoral, ha dado indudablemente un paso adelante. Esto se aplica al contenido de su campaña electoral para las elecciones europeas así como para las elecciones de candidatos y candidatas de la lista para presentarse. Ya antes del congreso, con la votación de una comisión de unos 80 ó 90 miembros encargados de hacer las propuestas, tan sólo Tobias Pflüger, militante antimilitarista y miembro de la corriente Antikapitalische Linke-AKL, pudo imponerse con estrecho margen en el segundo puesto entre las seis primeras cabezas.
Nuestro camarada de la ISL (Internationale Sozialistische linke) Michael Aggelidis, miembro también de la AKL y por otra parte de SYRIZA Alemania, aunque aplaude calurosamente su discurso poniendo el acento en las movilizaciones de solidaridad internacional contra la troika, fue eliminado al no obtener más que un voto. Ya eran éstos malos presagios para el congreso.
En efecto, Gregor Gysi, el presidente del grupo parlamentario de Die Linke en el Bundestag, junto con los líderes de la corriente que cogobierna el partido, el Forum demokratischer Sozialismus (FdS) y los representantes de los grandes destacamentos del partido al este de Alemania había preparado bien su golpe. Ni Tobias Pflüger fue elegido, ni Sabine Wills, los dos bien conocidos por su actitud muy crítica con la UE y su integración en los movimientos extraparlamentarios. Encabezando la lista, entre los primeros puestos y con posibilidades no hay ningún miembro de la AKL, siendo el candidato más a la izquierda Fabio Demasi en el puesto 6, que es un colaborador de Sarah Wagenknecht y miembro de Sozialistische Linke (SL), una corriente bastante heterogénea con perfil reformista de izquierdas. Respecto al contenido, ha sido lo mismo que para el personal: las posiciones decididamente anticapitalistas que rechazan la aceptación del marco institucional de la UE han sido marginadas en el congreso. No se trataba tanto del programa electoral para las elecciones europeas en su conjunto – es un buen número de 80 páginas y contiene una serie de puntos muy aceptables junto a otros ambiguos o dudosos – pero sobre todo su preámbulo, cuyo texto había sido redactado por miembros del ala izquierda lafontainista, anticapitalista y reformista de izquierdas en la comisión responsable de preparar los documentos del congreso. Gregor Gysi y los suyos habían lanzado una polémica pública contra este preámbulo en los medios, haciendo campaña contra el “radicalismo desmesurado” del texto.
Era sobre todo una frase en el texto el objetivo de esta campaña de denuncia, en la que la Unión Europea viene caracterizada como “poder neoliberal, militarista y en gran parte no democrático”. A pesar de que con estas caracterizaciones de la UE, el texto no aspira a un repliegue nacional, sino a la construcción de otra Europa diferente desde abajo, fue denunciado como “antieuropeo”. En el congreso fue eliminado el pasaje citado por una amplia mayoría, y sólo la AKL junto con otra pequeña corriente de izquierda (Sozialistischer Dialog) no aceptó fórmulas enlatadas de compromiso.
El ala izquierda consecuente se ha encontrado así en una posición aislada. Incluso algunos miembros de la AKL, sobre todo diputados y miembros de la dirección, habían apelado a la moderación sosteniendo que no hacia falta “exagerar” las divergencias, ya que no habría de todos modos una base sólida de posiciones comunes en el partido. En el congreso se debatió y votó contra la enmienda que buscaba reintroducir el pasaje. Parece que la Antikapitalische Linke sufrirá otro proceso de desafiliación tras haber perdido a compañeros en torno a Sarah Wagenknecht.
Si se estudia el programa electoral para las europeas en su conjunto así como las declaraciones públicas de los portavoces del partido y de su grupo en el Bundestag, se encuentra una ambigüedad característica: por una parte, las bases constitucionales de la UE de Maastricht y de Lisboa son rechazadas del todo como las políticas de los partidos mayoritarios en el Parlamento europeo y del Consejo europeo de los gobiernos así como de la Comisión europea y el BCE, por otra parte se acepta la UE como marco que puede servir para preservar la paz y organizar el proceso social y ecológico.
En lugar de comprometerse con nuevas instituciones europeas verdaderamente democráticas, construidas sobre la base de las movilizaciones y la autoorganización de las masas populares que conduzcan a una asamblea constituyente elegida de forma democrática y a la elaboración participativa de una Constitución Europea que se encargue de los intereses de los puebles, es la reforma de la UE lo que se propone. En el centro de las propuestas se encuentra la reivindicación de extender los derechos del parlamento europeo, lo que no difiere mucho de posiciones de la socialdemocracia de Martin Schulz. Es probable, o al menos posible, que nuestra línea llevada a cabo desde hace tiempo – la de reagrupar a las fuerzas anticapitalistas dentro y fuera del partido Die Linke para reflexionar juntos, elaborar y articular posiciones y llevar a cabo iniciativas conjuntas, así como también participar de forma unitaria en movilizaciones extraparlamentarias -podría concretarse próximamente. En Berlín, una nueva organización anticapitalista, la Neue antikapitalistische Organisation (NAO), acaba de ser creada, y también se ha iniciado un proceso para darle vida a nivel federal. La NAO ya se ha dirigido a la AKL solicitándole un encuentro para debatir la situación tras el primer congreso de Die Linke y hablar sobre eventuales iniciativas comunes, como por ejemplo la creación de un foro anticapitalista (Antikapitalistisches Forum) abierto a los interesados, sean o no miembros del partido.
Hay que decir que ya ha habido dimisiones de miembros del partido frustrados por los resultados de su último congreso. Por tanto, es urgente crear las estructuras que permitan evitar una pérdida desordenada de militantes proporcionándoles un nuevo marco para el compromiso político militante – si bien se es consciente del hecho de que Die Linke todavía no ha vivido su Agosto de 1914 y que no hay aún espacio para un nuevo partido a su izquierda.
Manuel Kellner, miembro de la Internationale Sozialistische linke (ISL), una de las dos organizaciones de la IV Internacional en Alemania.
http://www.lcr-lagauche.org/die-lin...
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista
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