lunes, 30 de marzo de 2015

EN KOBANE VENCIÓ LA RESISTENCIA KURDA FRENTE A LA BARBARIE

El mando general de las fuerzas de defensa kurdas (YPG) dio el anuncio el 26 de Enero de la casi completa liberación de Kobane, noticia confirmada también por fuentes independientes como el Observatorio sirio por los derechos humanos. Se trata de una espléndida de noticia, porque en el pueblo kurdo-sirio en la frontera con Turquía se detiene así el avance de las fuerzas reaccionarias de la organización del Estado Islámico (Isis o Daesh) y porque esta victoria ha sido posible gracias a las fuerzas populares. 
 
Naturalmente no se puede ocultar la contribución, de suma importancia, ya sea en el plano militar como en el político-social, de las Brigadas del ejército sirio libre, principal fuerza de oposición laica al régimen de Bashar Al-Assad en Siria. La determinación y organización de las fuerzas kurdas es también el fruto de estos 4 años de experiencia político-social en la región de Rojava, liberada en territorio sirio debido a la revuelta nacida en Marzo de 2011.

Debemos subrayar cuáles son las luces y sombras de esta experiencia, y no sirve la tan extendida retórica un poco a manos llenas de algunos sectores “internacionalistas” para comprender la importancia de tal experiencia, ya sea en el plano de la liberación del territorio por el régimen de Assad o en el intento de crear un gobierno no sectario y abierto a todas las partes que constituyen la población siria. 
 
Desde el comienzo de la ofensiva del Estado Islámico el 14 de Septiembre más de 550 personas han muerto, 298 fueron militantes del Estado Islámico, 236 combatientes kurdos y unos veinte civiles. Más de 12000 civiles todavía están en algunas partes de la ciudad, mientras que el ataque sobre Kobane y los pueblos de alrededor ha provocado la salida forzada de casi de 200.000 personas.

Ya habría caído desde hace mucho tiempo si no fuera sido por la resistencia organizada por la Unión democrática kurda (YPD), ligada al PKK, Partido de los Trabajadores del Kurdistán, y sus fuerzas militares, las Unidades de protección del pueblo (YPG), al igual que la participación activa de al menos tres batallones de combatientes árabes presentes en la ciudad. El 4 de Octubre el Ejército Libre sirio también había decidido el envío de mil combatientes para defender Kobane.

La ciudad de Kobane ha tenido desde el principio de esta larga ofensiva militar un aspecto muy estratégico para el Estado Islámico. En primer lugar, porque se encuentra entre las ciudades de Cerablus y Tell Abyad, bajo ocupación de Daesh, y su toma permitiría vincular esta zona y además la ciudad constituye un punto de paso hacia Turquía que el Estado islámico querría ocupar. Como tercera ciudad kurda de Siria fue la primera en ser liberada del régimen de Al-Assad el 19 de Julio de 2012.

Kobane es el centro de uno de los 3 cantones (con Afrin y Cizre) se han constituido en “regiones autónomas democráticas” a partir de una confederación de kurdos, árabes, asirios, caldeos, turcomanos, armenios y chechenos, como dice el preámbulo de la Carta de Rojava (nombre del Kurdistán occidental o sirio). Son éstas unas experiencias muy interesantes de autoadministración, en particular respecto a los derechos de las mujeres y las minorías, pero igualmente con contradicciones, como el autoritarismo.

Esto no nos debería impedir prestar un apoyo total a todo el movimiento de liberación nacional kurdo en su lucha por la autodeterminación en Irak, Siria, Turquía e Irán frente a los estados autoritarios que los oprimen o les impiden llevar a la consecución su proyecto político. Es por eso que también hay que exigir la eliminación del PKK de todas las listas de las organizaciones terroristas en Europa.

De hecho, se pueden criticar a los dirigentes del PKK o a las propias YPG por algunas de sus políticas, pero como se ha dicho, un principio fundamental de los revolucionarios, es que se han de apoyar todas las formas de lucha por la liberación y la emancipación incondicionalmente, antes de estar en potestad de criticar la forma en que se ejecutan.

Los bombardeos de la coalición internacional dirigidos por EEUU con la colaboración de las monarquías reaccionarias del golfo no lograron acabar con la ofensiva del Estado islámico desde el 23 de Septiembre. Esto demuestra una vez más que la intervención militar no tiene intención de ayudar a la población local, sino servir a los intereses de las potencias occidentales imperialistas y los regímenes directamente involucrados (Arabia Saudí y Qatar) o no (Turquía). 
 
Todos estos actores tienen como objetivo poner fin al proceso revolucionario en la región y restablecer la estabilidad con los regímenes autoritarios que servirían a sus intereses y no a los de las masas populares de la región. Por su parte, el gobierno turco del AKP de Erdogan ha vuelto a mostrar su oposición a cualquier proyecto e intento de autodeterminación kurdo que pusiera en jaque sus intereses políticos.

El gobierno de Erdogan por otra parte mete en el mismo saco a los kurdos del PKK y al Estado Islámico, calificando a ambos de terroristas. A causa de estas acusaciones, los dirigentes turcos tienen la intención de cortar toda la hierba bajo los pies de cada una de las formaciones kurdas que operan en su territorio o en la periferia, o por lo menos cooptarlas. 
 
El principal objetivo de Turquía ha sido el de evitar la creación de una zona autónoma kurda a lo largo de su frontera con Siria y por eso Ankara ha hecho de la creación de una zona- tapón en Siria una de sus principales demandas tanto a la coalición como a la comunidad internacional, y no que el gobierno pretende controlar aquellas zonas controladas por el ejército libre sirio que hoy están combatiendo al lado de las fuerzas kurdas contra el Estado Islámico.

En este mismo contexto, Turquía ha impedido y todavía impide a los combatientes del YPG ir a Kobane a ayudar a las fuerzas kurdas en la zona, mientras que las autoridades gubernamentales impusieron un toque de queda por primera vez desde 1992 para las seis provincias más pobladas del país de mayoría kurda después de las manifestaciones más importantes en años de la comunidad kurda contra la política del gobierno turco de no querer permitir socorrer Kobane y negar el paso a combatientes hacia Siria.

El líder encarcelado del PKK Abdullah Öcalan advirtió que la caída de Kobane señalaría el final de los intentos por alcanzar la paz desde hace dos años entre Turquía y el PKK. Recordó en el mismo comunicado que hasta la fecha todavía quedan 8000 presos políticos kurdos en las cárceles turcas acusados de terrorismo. La caída de la ciudad de Kobane en manos del Estado Islámico habría sido una doble y terrible derrota: para la autodeterminación del pueblo kurdo y para la revolución siria.

Las regiones autónomas democráticas de Rojava constituyen una consecuencia directa y positiva de la revolución siria. Esta autonomía regional mayoritariamente kurda no habría sido posible de no haber sido por el movimiento de masas y popular desde debajo de los pueblos de Siria (árabes, kurdos y asirios en conjunto) contra el régimen criminal y autoritario de Assad. 
 
Son las mismas fuerzas populares que se opusieron a las islámicas reaccionarias que atacaron hasta hace nada a las regiones autónomas de Rojava. Por eso precisamente los componentes del ejército sirio libre y del YPF han combatido juntos contra el Estado Islámico a la vez que se sucedían manifestaciones de apoyo a Kobane en las ciudades y barrios liberados de Siria por los revolucionarios. 
 
La revolución desde debajo de las masas populares de Siria, árabes, kurdos y asirios es la única solución contra el comunalismo religioso y el chovinismo nacionalista. La autodeterminación del pueblo kurdo ha sido reforzada por la revolución siria y ésta debe continuar. Es una relación dialéctica. 
 
Una derrota marcaría el final de la experiencia de las regiones autónomas de Rojava y las esperanzas del pueblo kurdo de decidir su propio futuro frente a la oposición de muchos actores: los imperialismos occidentales y rusos, el nacionalismo turco y árabe y las fuerzas reaccionarias islámicas. Por otro lado, el proceso revolucionario sirio no está completo sin que el pueblo kurdo pueda participar en la lucha con los demócratas y progresistas por una Siria democrática, social y laica con sus propios derechos nacionales garantizados.

Es por eso por lo que el conjunto de los revolucionarios debemos oponernos a todos los intentos de comprometer la autodeterminación del pueblo kurdo y la revolución siria pues sus destinos están vinculados, ya sea del régimen de Al-Assad, las fuerzas islámicas reaccionarias y los diferentes imperialismos internacionales y regionales. 
 
Todas las formas de contrarrevolución deben tener una respuesta porque buscan dividir a las clases populares y al internacionalismo obrero de los pueblos en lucha por su liberación y emancipación.

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