El ministro del Interior, Jorge Ferández Díaz, ha reconocido que los agentes de la Guardia Civil dispararon pelotas de goma a
las aguas por donde se aproximaban las personas que traban de llegar a
la línea fronteriza de Ceuta para alcanzar suelo español, pese a que el
Gobierno lo había negado hasta hoy mismo. De esta manera, ha insistido
en que los impactos de los proyectiles se produjeron "lejos de donde
estaban los inmigrantes", una versión diferente a la que dieron varios
testigos, pertencientes al grupo que intentó llegar a tierra firme, que
han asegurado que las pelotas sí impactaron contra varios de ellos.
Ha asegurado el único objetivo de estos disparos era "fijar la traza fronteriza en el mar" y, ha destacado, "fue efectivo". De esta forma, el ministro ha justificado la acción asegurando que los agentes "utilizaron la fuerza indispensable" para "delimitar una barrera disuasoria".
Fernández Díaz, que comparece a petición propia y a instancia de diversos grupos parlamentarios para dar cuenta de los hechos en los que murieron al menos 11 personas, una cifra que algunos organismos elevan hasta 15, ha leído el resultado del "informe exahustivo"
que le ha hecho llegar la Guardia Civil. Un relato según el cual, se
disparó material antidisturbios sobre aguas españolas cuando los
inmigrantes aún estaban en el lado marroquí a fin de marcar el
perímetro fronterizo en el mar.
Para no hacerse responsable de las muertes, ha dicho que las autopsias han demostrado que los inmigrantes fallecieron por ahogamiento y no como consecuencia del uso de ese material antidisturbios. Y también ha negado que se produjeran "devoluciones en caliente" a Marruecos, puesto que ninguno de los inmigrantes logró entrar en suelo español y, por tanto, no hubo deportació alguna.
Pese
a afirmar que no se produjeron estas "devoluciones en caliente", ha
narrado cómo un grupo 23 subsaharianos burlaron a los agentes marroquíes
y consiguió acercarse a menos de 25 metros de la barrera, por lo que la
Guardia Civil ordenó que cesaron el lanzamiento de los medios
antidisturbios para no poner en peligro sus vidas. Algunos lograron
llegar a la parte española de la playa, ayudados incluso por la Guardia
Civil, que los rechazó después y los puso en manos de los agentes
marroquíes.
En su comparecencia, Fernández Díaz ha
insistido en repetidas ocasiones en la "actitud beligerante" de las
personas que trataban de entrar en Ceuta, afirmando que iban armados con
piedras y palos y que atacaron tanto a los efectivos del Ejército
marroquí como a los agentes de las fuerzas de seguridad españolas, "que
tuvieron que repeler los ataques con material antidisturbios."
"En
ningún momento le objetivo del uso de los medios en el mar fue
alcanzar a ninguno de los inmigrantes, sino hacer visible una barrera
disuasoria, y para ello se dieron oportunas directrices sobre el uso de
ese material", ha resaltado. Cuando los inmigrantes se lanzaron al
agua, los agentes fueron testigos de cómo los chalecos y flotadores que
se habían fabricado se desprendían de sus cuerpos y los inmigrantes,
dado su pánico al agua, intentaban aferrarse a ellos, pero tuvieron que
regresar a la orilla.
"Las acciones de contención y rechazo
llevadas a cabo por la Guardia Civil lo fueron por el empleo racional
de medios antidisturbios reglamentarios, siempre en aguas nacionales,
por personal instruido y siguiendo los criterios de oportunidad,
congruencia y proporcionalidad, por lo que quedan enmarcados en el uso
legítimo de la fuerza", ha señalado.
Los hechos ocurrieron
alrededor de las 07.00 de la mañana del pasado jueves 6 de febrero,
cuando un grupo de unas 400 personas de origen subsahariano avanzaron
hacia la frontera de Ceuta desde los montes de Marruecos próximos a la
aduana fronteriza sobre el tramo del litoral anexo. La Gendarmería no
dudó en intervenir al instante, lo que provocó que el grupo se
dividiera.
La mitad intentó franquear el espigón fronterizo
situado ya en territorio español, que con la marea baja se puede cruzar a
la carrera, y fueron repelidos por los agentes marroquíes. Los otros
200 se echaron al agua para huir de las fuerzas de seguridad y tratar de
alcanzar la costa ceutí. De ellos, 150 fueron detenidos y el resto, sin
contar los fallecidos, "se replegaron", según las autoridades del país
alauí. Ninguno consiguió entrar en Ceuta.
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