Hablar
de violación o de intento de violación es hablar de las consecuencias del heteropatriarcado,
es practicar el control sexual mediante el uso de la fuerza física o el terror
psicológico. Según la Enciclopedia Médica, la violación se definecomo una la relación sexual forzada con una
persona que no ha dado su consentimiento. Puede involucrar fuerza física o
amenaza de fuerza. También puede darse contra alguien que es incapaz de
resistirse. La relación sexual puede ser vaginal, anal u oral y puede
involucrar el uso de una parte del cuerpo o un objeto. Asimismo, hablamos
de intento de violación, cuando se ejerce la fuerza física o psicológica para
mantener relaciones sexuales con una persona que se ha negado a ellas,
independientemente del momento en que lo haya hecho, y de la relación o no, que
mantenga o haya mantenido con el agresor. Hacemos esta aclaración para
desmontar el imaginario colectivo sobre este asunto, según el cual, sólo se
considera violación si hay penetración. Abundando en dicho imaginario, la mayor
parte de las agresiones de este tipo no son perpetradas por desconocidos que
asaltan a sus víctimas de madrugada y al azar; sino que suelen ser del entorno
más cercano a la víctima, familiares, amigos, conocidos o la propia pareja.
En
cualquier caso, las violaciones están enmarcadas dentro de la violencia
estructural que a diario sufrimos las mujeres, a veces de forma explícita y
otras de forma sutil, de límites desdibujados. A la hora de denunciar, las
víctimas vuelven a toparse con el heteropatriarcado, esta vez representado por
la propia policía que cuestiona el testimonio de las agredidas y actuando de
forma paternalista en el mejor de los casos. Son frecuentes las preguntas de ¿qué hacías a esas horas en la calle? ¿Has
bebido?, como reflejo de la cultura machista que inculpa a las mujeres y
exculpa o justifica a los agresores. También se duda de nuestra denuncia si el
agresor había comenzado una relación sexual consentida pero en el transcurso de
la misma la mujer decide parar o no ceder ante ciertas prácticas y aún así éste
pasa por alto el No. Esta presión crea confusión en la propia víctima que siente
que se le ha agredido pero no sabe explicar muy bien cómo ha llegado a esa
situación provocándole un injusto sentimiento de culpa y de indefensión ante
las autoridades.
En 2013 se denunciaron en
España 1298 violaciones y 6797 “otros delitos contra la libertad/indemnidad
sexual” (datos del Anuario estadístico
del Ministerio del Interior). Son más de 22 cada día; casi un delito contra la
libertad sexual denunciado a la hora (además de 828 delitos de pornografía
infantil y corrupción de menores de edad o personas con discapacidad). En la mayoría de los casos ni
siquiera llegan a denunciarse, y cuando es así, la percepción mediática y
social, lejos de afrontar este problema con seriedad, nos instan a las mujeres a vivir con miedo, a no ir a donde nos apetezca,
ni vivir solas para evitar las violaciones. Un claro ejemplo de éste hecho
es el trato mediático que se dio a los hechossucedidos en la pasada feria de
Málaga. Así, además del daño que supone la violencia sexual sobre la salud
física y psicológica de las agredidas, la amenaza permanente de violación
funciona como una forma de coacción sobre todas las mujeres, al establecer los
límites de lo que podemos o no hacer, minando nuestra autonomía. La noche, las
zonas de ocio nocturno y el derecho a relacionarnos con libertad sin que esto
implique intención sexual alguna, se nos presenta como un espacio hostil en el
que el mero hecho de habitarlo ya nos coloca en el punto de mira.
Por
todo esto, ¿podemos divertirnos en los espacios públicos sin miedo a ser
atacadas, sin miedo a ser juzgadas? ¿tenemos derechos? ¿podemos denunciar sin
ser cuestionadas?
Por
eso denunciamos que:
•
Los cuerpos de seguridad del estado,
que se supone, son los que están preparados para actuar en estas situaciones,
muestran un trato hacia las agresiones sexuales que espaternalista y
culpabilizador hacia la mujer agredida. En muchas ocasiones la formación del
personal resulta insuficiente, ya pesar de la existencia de unidades de atención especializadas en los
cuerpos de seguridad del estado en este tipo de delitos (SAF, EMUME), se ignora
el protocolo a seguir y no se hace uso de ellos (ni se recaba el apoyo de
servicios especializados como el SAVA o AMUVI).
•
No se le da la misma credibilidad a
una mujer que denuncia una agresión sexual que a alguien que denuncia cualquier
otro delito, tendiéndose a poner en duda sistemáticamente a la víctima; e incluso socialmente se llega a hacer uso
del mito de las denuncias falsas, cuando tan sólo un 0,005% lo son, según la
Fiscalía General del Estado, argumento
que no es empleado ante otro tipo de delitos.
•
El sistema judicial no deja de estar
influenciado por el heteropatriarcado y el procedimiento
penal puede llegar a operar de forma discriminatoria y negativa sobre la propia
mujer: múltiples declaraciones ante personas distintas, cuestionamiento de los
hechos, culpabilización, dilatación del procedimiento... Todo ello agrava la
situación psicológica de la mujer y contribuye a que muchas denuncias sean
retiradas o no lleguen a interponerse.
•
No es un problema puntual sino un síntoma
del sistema en el que vivimos, que trata y espera de las mujeres que vivan con
miedo, como muestran las recomendaciones dadas por el Ministerio de
Interior para que las mujeres eviten ser violadas.
Desde la Asamblea Feminista
Unitaria exigimos:
•
Que la calle y la noche sean también de las mujeres.
•
No tener que vivir con miedo y recibir un trato igualitario independientemente
de nuestra condición social y política.
•
Nuestros derechos no pueden estar subyugados a los juicios de valor a los que
constantemente estamos sometidas: en el trabajo, en la calle, en los espacios
de ocio, en la noche.
•
Un tratamiento adecuado tanto social como institucionalmente de este tipo de
agresiones, que anime a las mujeres a denunciar la violencia sexual que sufren,
dejando así de ser una realidad invisibilizada y obligando a los poderes
públicos a responder ante estas situaciones, evitando el desamparo del que son
objeto tras interponer la denuncia.
CONTRA LAS AGRESIONES
MACHISTAS, RESPUESTA FEMINISTA.
SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN
A TODAS.
ASAMBLEA FEMINISTA UNITARIA.
Facebook:
Asamblea Feminista Unitaria de Granada.
Twitter: @afeministagr
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