A
día de hoy No Hay Tiempo Que Perder está compuesto principalmente
por corrientes políticas de la izquierda anticapitalista y
revolucionaria del conjunto del Estado español y por pequeños
sectores en ruptura con Podemos e IU-UP. NHTQP surge de la necesidad
de, por un lado, unificar una intervención de lxs anticapitalistas
en la lucha de clases y por otro, proponer a los sectores que sufren
la crisis una alternativa al reformismo.
Desde
lxs compañerxs que participamos en NHTQP somos conscientes de que la
mayoría de las personas que han participado o votado a Podemos a lo
largo de estos dos años aún no han roto con dicha organización,
aunque numerosos sectores se hayan ido descontentando. Sin embargo,
la rápida evolución de Podemos hacía la gestión del sistema como
ya hiciera en el pasado IU acelera en amplios sectores frustración y
desapego. El último episodio de esto es el intento de conformar
gobierno con el PSOE, cediendo en el programa de manera escandalosa,
dejando claro que la dirección de Podemos está más pendiente de
gobernar a toda costa que de romper con el Régimen del 78.
Las
experiencias de las confluencias en los Ayuntamientos del “Cambio”
empiezan a mostrar fuertes contradicciones y empiezan ya a tener
enfrente a trabajadorxs y organizaciones que les exigen cuestiones
como la remunicipalización de servicios públicos y la mejora de los
contratos de esxs trabajadorxs, como puede ser el caso de TMB en
Barcelona. Además, las organizaciones reformistas están dejando
claro que no son herramientas a día de hoy útiles para fortalecer y
construir la movilización. Su prioridad es sin duda la política en
las instituciones y su intervención prioritaria se centra en el
terreno electoral. Ninguna iniciativa para hacer que los conflictos
existentes puedan saldarse con victorias. Ninguna orientación para
hacer que estas luchas aisladas puedan converger y extenderse.
Ninguna denuncia del papel de las direcciones sindicales que llevan
durante toda la crisis bloqueando una posible movilización del
conjunto de la movilización a nivel estatal e incluso enfrentándose
a luchas de trabajadorxs afiliadxs a su propia organización sindical
como puede ser Coca-Cola o Panrico.
Frente
a ese escenario y en función de las fuerzas existentes es importante
que las organizaciones políticas de la izquierda anticapitalista y
revolucionaria del conjunto del Estado español con cierta realidad
en algunos territorios traten de aunar fuerzas con el fin de lograr
tener mayor impacto en la lucha de clases. No basta con hacer una
crítica a las organizaciones de la izquierda reformista, es
imprescindible empezar a articular una alternativa política que nos
permita volver a situar en el debate cuestiones como el impago de la
deuda, la nacionalización de la banca y de los sectores
estratégicos, la derogación de todas las reformas laborales, así
como otras muchas cuestiones que han estado presentes durante el
ciclo de movilizaciones abierto desde el 15-M pero que, tras el
surgimiento de Podemos principalmente, han ido desapareciendo de la
escena política.
La
unidad de lxs revolucionarixs y anticapitalistas nunca ha sido una
tarea sencilla. Tenemos que ser conscientes de que partimos de
diferentes tradiciones políticas con diferentes bagajes e inercias.
Muchas de las experiencias unitarias similares a esta que se han
fraguado, no sólo en el Estado español sino por el conjunto del
mundo, han tenido serias dificultades para cristalizarse y dar pasos
adelante. Nuestra construcción no debe esforzarse por ahondar en
nuestras diferencias sino todo lo contrario, encontrar los espacios
comunes y profundizar en ellos. Será a partir de esa práctica
común, de esa intervención común sobre las líneas donde tengamos
acuerdo sobre las cuales será posible abordar los debates
contradictorios de una manera más madura y mucho más solvente.
Tenemos
que tener en cuenta que nos encontramos en una coyuntura política
complicada. Las experiencias abiertamente reformistas y los distintos
procesos que están surgiendo bajo su sombra, como puede ser el Plan
B de Varoufakis, están generando fuertes ilusiones en una buena
parte de la clase trabajadora y en la juventud. Una alternativa
política para intervenir en la lucha de clases como NHTQP tiene como
tarea fundamental cristalizar un proyecto político que esté en
capacidad de responder ante los distintos escenarios que se vayan
abriendo a partir de ahora. A todas luces el proceso de crecimiento y
de consolidación de un proceso de estas características poco tiene
que ver con el proceso de crecimiento y de consolidación de las
experiencias reformistas. Hemos visto durante el último periodo como
Podemos se catapultaba a nivel electoral. El precio que ha pagado a
cambio ha sido, tal y como se planteaba anteriormente, un tacticismo
electoralista que ha llevado a sus dirigentes a modificar
permanentemente el programa, el discurso, la estructura organizativa,
etc. Una renuncia constante a muchos de los principios estratégicos
con los que se fundaba la propia organización, la mayoría de ellos
ya de por sí limitados. NHTQP no tiene como objetivo prioritario
convertirse en una “máquina de guerra electoral” sino que busca
ser una herramienta útil para la lucha de la clase trabajadora y de
la juventud en la búsqueda de la construcción de un sistema
económico distinto. Esta tarea requiere procesos que vayan madurando
al mismo ritmo que el nivel de conciencia del conjunto de lxs
trabajadorxs y de la juventud, requiere también de discusión e
intervención común y tomarnos el tiempo de ir avanzando
conjuntamente lxs revolucionarixs y anticapitalistas, utilizando
nuestras tradiciones e inercias distintas como armas políticas que
eleven nuestros análisis sobre la situación actual y mejoren
nuestra intervención en la lucha de clases.
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