viernes, 13 de mayo de 2016

Dossier sobre "No Hay tiempo que perder" (revista IZAR mayo). Importancia de la unidad de lxs revolucionarixs en la lucha de clases.

A día de hoy No Hay Tiempo Que Perder está compuesto principalmente por corrientes políticas de la izquierda anticapitalista y revolucionaria del conjunto del Estado español y por pequeños sectores en ruptura con Podemos e IU-UP. NHTQP surge de la necesidad de, por un lado, unificar una intervención de lxs anticapitalistas en la lucha de clases y por otro, proponer a los sectores que sufren la crisis una alternativa al reformismo.

Desde lxs compañerxs que participamos en NHTQP somos conscientes de que la mayoría de las personas que han participado o votado a Podemos a lo largo de estos dos años aún no han roto con dicha organización, aunque numerosos sectores se hayan ido descontentando. Sin embargo, la rápida evolución de Podemos hacía la gestión del sistema como ya hiciera en el pasado IU acelera en amplios sectores frustración y desapego. El último episodio de esto es el intento de conformar gobierno con el PSOE, cediendo en el programa de manera escandalosa, dejando claro que la dirección de Podemos está más pendiente de gobernar a toda costa que de romper con el Régimen del 78.

Las experiencias de las confluencias en los Ayuntamientos del “Cambio” empiezan a mostrar fuertes contradicciones y empiezan ya a tener enfrente a trabajadorxs y organizaciones que les exigen cuestiones como la remunicipalización de servicios públicos y la mejora de los contratos de esxs trabajadorxs, como puede ser el caso de TMB en Barcelona. Además, las organizaciones reformistas están dejando claro que no son herramientas a día de hoy útiles para fortalecer y construir la movilización. Su prioridad es sin duda la política en las instituciones y su intervención prioritaria se centra en el terreno electoral. Ninguna iniciativa para hacer que los conflictos existentes puedan saldarse con victorias. Ninguna orientación para hacer que estas luchas aisladas puedan converger y extenderse. Ninguna denuncia del papel de las direcciones sindicales que llevan durante toda la crisis bloqueando una posible movilización del conjunto de la movilización a nivel estatal e incluso enfrentándose a luchas de trabajadorxs afiliadxs a su propia organización sindical como puede ser Coca-Cola o Panrico.

Frente a ese escenario y en función de las fuerzas existentes es importante que las organizaciones políticas de la izquierda anticapitalista y revolucionaria del conjunto del Estado español con cierta realidad en algunos territorios traten de aunar fuerzas con el fin de lograr tener mayor impacto en la lucha de clases. No basta con hacer una crítica a las organizaciones de la izquierda reformista, es imprescindible empezar a articular una alternativa política que nos permita volver a situar en el debate cuestiones como el impago de la deuda, la nacionalización de la banca y de los sectores estratégicos, la derogación de todas las reformas laborales, así como otras muchas cuestiones que han estado presentes durante el ciclo de movilizaciones abierto desde el 15-M pero que, tras el surgimiento de Podemos principalmente, han ido desapareciendo de la escena política.

La unidad de lxs revolucionarixs y anticapitalistas nunca ha sido una tarea sencilla. Tenemos que ser conscientes de que partimos de diferentes tradiciones políticas con diferentes bagajes e inercias. Muchas de las experiencias unitarias similares a esta que se han fraguado, no sólo en el Estado español sino por el conjunto del mundo, han tenido serias dificultades para cristalizarse y dar pasos adelante. Nuestra construcción no debe esforzarse por ahondar en nuestras diferencias sino todo lo contrario, encontrar los espacios comunes y profundizar en ellos. Será a partir de esa práctica común, de esa intervención común sobre las líneas donde tengamos acuerdo sobre las cuales será posible abordar los debates contradictorios de una manera más madura y mucho más solvente.

Tenemos que tener en cuenta que nos encontramos en una coyuntura política complicada. Las experiencias abiertamente reformistas y los distintos procesos que están surgiendo bajo su sombra, como puede ser el Plan B de Varoufakis, están generando fuertes ilusiones en una buena parte de la clase trabajadora y en la juventud. Una alternativa política para intervenir en la lucha de clases como NHTQP tiene como tarea fundamental cristalizar un proyecto político que esté en capacidad de responder ante los distintos escenarios que se vayan abriendo a partir de ahora. A todas luces el proceso de crecimiento y de consolidación de un proceso de estas características poco tiene que ver con el proceso de crecimiento y de consolidación de las experiencias reformistas. Hemos visto durante el último periodo como Podemos se catapultaba a nivel electoral. El precio que ha pagado a cambio ha sido, tal y como se planteaba anteriormente, un tacticismo electoralista que ha llevado a sus dirigentes a modificar permanentemente el programa, el discurso, la estructura organizativa, etc. Una renuncia constante a muchos de los principios estratégicos con los que se fundaba la propia organización, la mayoría de ellos ya de por sí limitados. NHTQP no tiene como objetivo prioritario convertirse en una “máquina de guerra electoral” sino que busca ser una herramienta útil para la lucha de la clase trabajadora y de la juventud en la búsqueda de la construcción de un sistema económico distinto. Esta tarea requiere procesos que vayan madurando al mismo ritmo que el nivel de conciencia del conjunto de lxs trabajadorxs y de la juventud, requiere también de discusión e intervención común y tomarnos el tiempo de ir avanzando conjuntamente lxs revolucionarixs y anticapitalistas, utilizando nuestras tradiciones e inercias distintas como armas políticas que eleven nuestros análisis sobre la situación actual y mejoren nuestra intervención en la lucha de clases.

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