Queda confirmado que el próximo 26 de junio se repetirán las
elecciones generales. Se acaba así esta fallida legislatura, en la que
la fragmentación del Parlamento nacida del 20D, expresión de la crisis
política e institucional que atraviesa el Régimen del 78, no ha logrado
formar gobierno.
Si, en las pasadas elecciones, las fuerzas del reformismo de
izquierda (Podemos e IU-Unidad Popular) no acudieron con la voluntad de
enfrentarse a los intereses de la Troika y de quebrar el Régimen del 78,
en estos 4 meses de negociación han demostrado su interés por forjar
una “segunda transición” de la mano del PSOE, partiendo de un “gobierno
de cambio” a la valenciana. Es decir, reeditando experiencias tan
decepcionantes para los trabajadores y sectores populares como el
gobierno PSOE-IU en Andalucía o el Tripartit catalán.
Al mismo tiempo, el gobierno en funciones acaba de aplicar un primer
recorte de 2.000 millones de euros, un adelanto del próximo ajuste
instado por la Troika de 15.000. Unas exigencias cuyo incumplimiento ha
estado totalmente ausente de los temas de debate de las negociaciones
con el PSOE y Ciudadanos.
Mientras, los gobiernos municipales y autonómicos del “cambio” se
enorgullecen de cumplir con el déficit. En estos meses han mostrado
pronto sus contradicciones al encontrarse enfrente a trabajadores y
trabajadoras exigiendo cumplir con remunicipalizaciones prometidas en
Madrid y Zaragoza, o por la mejora de sus condiciones de trabajo, en el
caso de TMB en Barcelona. El caso de los titiriteros con Carmena y de la
represión a los “manteros” de Colau nos remiten a la peor cara del
régimen. Por si fuera poco, estas actuaciones se llevaban al mismo
tiempo que se lanzan guiños al PSOE para que colaboren con la
gobernabilidad municipal entrando a los respectivos gobiernos.
El 20D no hubo una candidatura que levantara un programa que plantara
cara al IBEX35 y a los dictados de la Comisión Europea, con medidas
fundamentales para hacerles pagar la crisis a los capitalistas como el
no pago de la deuda, la expropiación de las viviendas vacías en manos de
las entidades financieras, la prohibición de los despidos, el reparto
del tiempo del trabajo con igual salario, la expropiación de los
sectores estratégicos y productivos, una banca pública bajo control de
las y los trabajadores.
Tampoco en el terreno de las reivindicaciones democráticas, pues
cuestiones clave como la defensa del derecho de autodeterminación, el
fin de la Corona, que todo cargo público cobre un salario como el de un
obrero medio, la disolución del Senado, de la Audiencia Nacional, entre
otras, tampoco eran parte de la hoja de ruta de las formaciones del
nuevo y viejo reformismo.
Tanto Podemos como IU-UP se limitaron a un programa de tímidas
reformas sociales y de una regeneración cosmética del Régimen del 78, y
una estrategia que apostaba por la vía electoral y acuerdo con los
partidos e instituciones del Régimen, rechazando la movilización social.
Una hoja de ruta que se replica y profundiza de cara a la “segunda
vuelta” de este 26 de junio.
Ante esta situación, creemos que es una necesidad plantear una
alternativa anticapitalista y de clase que ofrezca una salida obrera a
la crisis económica y de régimen en la que nos encontramos. Que levante
una hoja de ruta de ruptura frontal con el Régimen del 78 y sus
instituciones, y no su reforma y regeneración. Y que defienda medidas
elementales que ataquen los derechos y privilegios de los grandes
capitalistas, el único camino posible para resolver los grandes
problemas de las clases trabajadoras y populares del Estado español.
Por ello, desde “No hay tiempo que perder” hacemos un llamamiento a
aquellos activistas sociales, sindicalistas, militantes y organizaciones
políticas que compartan esta perspectiva, a levantar una Candidatura
Anticapitalista, Unitaria y de Clase el próximo 26 de junio.
Necesitamos una candidatura que ponga en el centro del debate
electoral la necesidad de recuperar la movilización social con la clase
trabajadora al frente, como una herramienta esencial para poder defender
los intereses de nuestro bando social y de imponer un programa para los
y las trabajadores. En este sentido es necesario que sea una
candidatura que denuncie la orientación de “paz social” llevada a cabo
por las direcciones sindicales de CCOO y UGT que ha dificultado la
movilización de la clase trabajadora desde el inicio de la crisis
enfrentándose incluso, en ocasiones, a sus propios afiliados en
conflictos abiertos contra la empresa. En esta cuestión, IU/UP como
Podemos tienen mucha responsabilidad también debido a la relación que
mantienen con esas direcciones y a la nula crítica y/o propuesta de
alternativa.
Una candidatura que levante un programa de ruptura con el Régimen del
‘78. Que defienda el derecho de autodeterminación y la pelea por éste
con independencia política de las burguesías periféricas, que se
proponga acabar con la Corona y el resto de instituciones del régimen
heredero de Franco y que se proponga desnudar todos los intentos de
regeneración democrática que, por izquierda o por derecha, se pondrán
nuevamente sobre la mesa después del 26J.
Una candidatura que asuma que con la Troika y con la UE no se
negocia. Que defienda el no pago de la deuda, la nacionalización de todo
el sistema financiero bajo el control de los y las trabajadoras y
grandes impuestos sobre las principales fortunas. Solamente así se
podrán cubrir necesidades básicas como el acceso a una vivienda digna,
unos servicios públicos de calidad o rebajar la edad de jubilación a los
60 años de un empleo.
Una candidatura que defienda la pelea por salarios suficientes, que
partan de un SMI de 1200 euros, y por el fin de todas las formas de
precariedad impuestas por el PSOE y el PP, por medio de las reformas
laborales. Que se proponga luchar por el reparto de las horas de trabajo
sin reducción salarial y la expropiación bajo control obrero de todas
las empresas que cierren o despidan.
Una candidatura internacionalista, que luche por la salida de la
OTAN, la retirada de todas las tropas españolas en el extranjero y por
la nacionalización de todas las multinacionales españolas para la
devolución de los recursos que expolian a sus respectivos países. Que
levante también demandas fundamentales contra la Europa fortaleza y las
políticas racistas de extranjería, como la apertura de fronteras, la
derogación de las leyes de extranjería y el cierre de los CIEs.
En definitiva, una candidatura que proponga una alternativa a la
propuesta por organizaciones como Syriza en Grecia, que al llegar al
poder acaban llevando a cabo políticas de ajuste incluso más duras que
las de los gobiernos conservadores y social-liberales, y aplicando las
políticas racistas de deportación de refugiados de la UE.
Dar pasos en construir esta alternativa es necesario para avanzar en
la construcción de una correlación de fuerzas que nos permita, mediante
la movilización en cada barrio, la huelga en los centros de trabajo y de
estudio, imponer un programa en favor de los sectores populares. Una
pelea por evitar una Transición 2.0. y en la perspectiva de luchar por
un gobierno de trabajadores, es decir, una sociedad en la que los y las
que producimos las riquezas seamos las que tomemos las decisiones sobre
todo lo que nos rodea: qué se produce, cómo y para qué.
Un programa que no se llevará adelante de la mano de un gobierno con
el PSOE, la “pata izquierda” del bipartidismo que lleva gobernando más
de tres décadas al servicio del gran capital. Ya sabemos que pretenden
hacer los supuestos partidos del “cambio”. Sacar un mejor resultado para
poder, esta vez, conformar un gobierno de coalición con el PSOE,
corresponsable junto con el PP de la situación catastrófica social y
económicamente en la que nos encontramos. Cualquier gobierno que salga
de ese tipo de aritmética no se acabara enfrentando ni a los intereses
de la Troika, ni a los grandes capitalistas españoles, ni a las
instituciones reaccionarias de este régimen.
Desde “No Hay Tiempo Que Perder” creemos que es necesario avanzar
hacia la formación de una candidatura de estas características, sobre un
programa como el que proponemos en esta declaración, entre todos
aquellos sectores del activismo social y organizaciones de la izquierda
anticapitalista, que compartan esta perspectiva, para empezar a forjar
de manera unitaria una alternativa política a un nuevo reformismo que
prepara nuevas y mayores decepciones entre los millones que hoy
conservan ilusiones en él. Porque de lo que se trata es de generar las
condiciones para que la crisis, esta vez, la paguen los capitalistas.
Para avanzar hacia ese objetivo es necesario empezar a dar pasos
conjuntos todos y todas aquellas que compartimos ese mismo análisis. A
pesar de nuestras divergencias, compartimos la necesidad de visibilizar
una alternativa al reformismo que ponga sobre la mesa la necesidad de
una salida anticapitalista a la crisis el próximo 26J. Para eso tampoco
hay tiempo que perder.
Coordinadora Estatal de NHTQP
5/5/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario