viernes, 26 de noviembre de 2010

Comunicado del NPA: ¡A los y las que luchan!


En Francia, como en toda Europa, los gobiernos de derecha como de izquierda, « los de arriba », quieren hacernos pagar la factura de su crisis. Todos los medios son buenos para aumentar los beneficios, proteger los privilegios de una minoría. Regalos fiscales a los más ricos, congelación o disminución de los salarios, desmantelamiento de los servicios públicos, supresión masiva de empleos, despidos, destrucción de las protecciones sociales, esta es la poción amarga administrada para curar la grave enfermedad que golpea el sistema capitalista. Enfrentados a una crisis ecológica que amenaza los recursos, la biodiverisdad y el futuro de la humanidad, las potencias de este mundo se lanzan en un capitalismo verde que no resolverá nada y que sólo tiene como meta encontrar nuevos mercados.

En Francia, la ley sobre las jubilaciones es el primer acto de un plan de ultra austeridad. Con la excusa de salvaguardarlas, se trata en realidad de destruir las jubilaciones por reparto, y más aún, la Seguridad social basada en la solidaridad, para liberar los fondos que “duermen”. Con el objetivo de satisfacer a todos los que sacan provecho y en primer lugar al dirigente del grupo Malakoff-Méderic, Guillaume Sarkozy.

Sin embargo, millones de jóvenes, trabajadores, precarios han resistido. La movilización que hemos conocido ha sido excepcional, por su duración y su radicalidad. Manifestaciones multitudinarias que se repiten, bloqueos, huelgas reconducibles se han conjugado con el fin de hacerle frente a la ofensiva antisocial. La ultra mayoría de la población se ha erguido contra los parlamentarios de derecha, la pandilla de ministros y sus jefes Nicolas Sarkozy y Laurence Parisot (presidenta de la patronal).

Sí, es en la calle donde se encuentra la lucidez, la dignidad, la legitimidad, y no en el Parlamento, en Matignon o en el Eliseo.

¡Frente a la destrucción contestamos movilización! Al proyecto de ley contra las jubilaciones, hemos respondido masivamente retirada. Cuando ésta es promulgada, respondemos abrogación. La rabia social es duradera.

Más allá de las grandes jornadas decididas por la intersindical, equipos sindicales, sectores radicales significativos del movimiento social han empujado para organizar el enfrentamiento. El NPA ha participado en ese movimiento. Cada uno ve claro que para ganar, para hacer retroceder a la patronal y al gobierno y para no negociar sus reformas, es necesario ir más allá. Hacía falta y hará falta la huelga general reconducible. El movimiento de bloqueo de la economía, la huelga de las refinerías, de los transportes o de los puertos ha mostrado la fuerza del movimiento social. Uniéndonos todos y todas, el miedo y el temor, en el futuro, pueden cambiar de bando y el poder acabar poniéndose de rodillas. Esa es la vía que debemos seguir.

Destrucción de los derechos sociales, mentiras, violencia, represión, ataque al derecho de huelga, denegación de democracia, esta “Sarkozie” es ultra nociva y somos millones y millones a estar hartos.

El reforzamiento de la acción en nuestros lugares de trabajo mediante sindicatos combativos está evidentemente a la orden del día. Querer echarlos lo más rápidamente posible invita a debatir en términos de programa y de poder. Es un debate que no está limitado a los movimientos políticos existentes sino que interesa masivamente a los y las que están implicados en el movimiento.

El Partido Socialista, presente en las manifestaciones- y eso es bueno-, pero inserto en una contradicción insoluble. La posición del PS no se diferencia fundamentalmente de la del poder en la cuestión de las jubilaciones como lo demuestra por ejemplo el voto de sus parlamentarios a favor de la ampliación de la duración de la cotización. Totalmente situados en el marco de la economía de mercado, el programa del PS es otra manera de hacer pagar la crisis a la mayoría de la población.

La verdadera ruptura supone que la sociedad esté organizada para satisfacer las necesidades fundamentales y escapar a los intereses privados de una minoría de accionistas y de banqueros. Esas necesidades deben estar garantizados: sanidad pública, educación, vivienda, protección social, derecho a un verdadero salario, al empleo y siendo el despido un forajido.

Esta ruptura supone la puesta en marcha de un programa anticapitalista, la apropiación social de los grandes medios de producción y financiación, el reparto de las riquezas, la protección de los recursos y la ruptura con las instituciones.

El único gobierno útil será aquel que aplique una política semejante, con estructuras de decisión política verdaderamente democráticas, organizadas por y para la mayoría de la población.

Una perspectiva como ésta no es evidentemente compatible con el programa, la estrategia del PS y su perspectiva de alternancia gubernamental para 2012.

Por ello, el NPA hace un llamamiento al reagrupamiento para construir e imponer la alternativa anticapitalista. Proponemos que todos los y las que luchan, jóvenes, precarios, jubilados, militantes radicales del movimiento social, formaciones comprometidas con la lucha debatan juntos para ir avanzando en esa vía.

Consejo político nacional del NPA, Paris a 14 de noviembre de 2010.

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