Esta
situación tiene lugar en un contexto de escalada represiva y
criminalización de los movimientos sociales, con la expulsión de
los ocupantes de Sivens (que se manifiestan desde hace meses contra
la construcción de una represa), con la militarización de la ciudad
a cada manifestación, la expulsión de la CGT de su local de
Toulouse y la prohibición de una reunión en apoyo al pueblo
palestino. Los mismos que desde enero, luego de los atentados de
Paris, hablan en nombre de la libertad de expresión, son los que hoy
quieren enviar jóvenes a la cárcel por el sólo hecho de haberse
manifestado. El mensaje que quiere enviar el Estado es que todo aquel
que desafíe sus medidas de excepción pagará muy caro.
Al
mismo tiempo, los policías culpables del asesinato de Rémi Fraisse
siguen totalmente impunes. Al igual que los responsables de las
muertes de Zied y Bouna; asesinatos que llevaron al estallido de las
revueltas en los suburbios en el 2005 y que fueron absueltos casi
diez años después de ocurrido los hechos. Pero incluso en los casos
en los que se pronunció una condena (por ejemplo el de los policías
que asesinaron a Malik Oussékine al margen de una manifestación en
1986 o incluso hace algunos dias en el juicio al policía que sacó
un ojo al estudiante secundario de Montreuil con flashball en 2010),
¡nunca hubo condenas a prisión efectiva!
Los
abajo firmantes decimos ¡NO! a esta «justicia». En los próximos
días los abogados tendrán que definir si van a apelar a la Corte
Suprema de Casación, y en el caso de que la condena se mantenga, el
juez de aplicación deberá pronunciarse sobre la ejecución precisa
de la condena. Expresamos nuestra solidaridad con Gaëtan y los demás
condenados, así como nuestro rechazo al encarcelamiento de los
jóvenes por haber participado en una manifestación.
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