viernes, 8 de abril de 2016

EL SHOW DEBE CONTINUAR


Tomás Soria. Delegado sindical y miembro del Comité de No hay tiempo que perder Madrid.

Son tiempos agitados para los responsables de comunicación de todos los partidos con posibilidades de participación en un gobierno tras los resultados del 20D. Todos los estudios demoscópicos les presionan para aparecer como los únicos no responsables de una nueva convocatoria electoral, los más “responsables” con la gobernabilidad del país, los más proclives a ceder para alcanzar un acuerdo con otras fuerzas políticas. Esa ha sido una de los verbos mágicos esgrimidos los últimos días por Podemos, “ceder”. El argumento de la batalla comunicativa ha sido la excusa que justifica para muchos el contenido de esas cesiones.

Pero hay un problema muy serio en todo esto. Existe la posibilidad de que las concesiones y capitulaciones presentadas por Podemos al PSOE hasta este momento formen parte de un espectáculo para quedar en buen lugar de cara a las elecciones, una escenificación mentirosa y manipuladora ante sus bases electorales demostrando que es posible gobernar con el social-liberalismo españolista del PSOE (o peor aún, con Ciudadanos) pero que las otras fuerzas políticas no quieren gobernar con ellos. Durante toda la negociación ha parecido ocurrir eso mismo, que Podemos era el más deseoso de llegar a un acuerdo a base de cesiones y abandonos de lo poco de progresivo que ya quedaba en su discurso.

Aunque no tenga motivos para pensar que los dirigentes de Podemos no son capaces de mentir abiertamente, más bien la realidad nos ha demostrado todo lo contrario, prefiero incidir en los planteamientos declarados para la negociación de un “gobierno a la valenciana” por parte de Pablo Iglesias como si estos fueran ciertos. En concreto, insistir en los contenidos de las propuestas de Podemos y también en las ausencias programáticas en la negociación con el PSOE.

A pesar de que Nacho Álvarez, responsable de economía de Podemos, ya había adelantado en una entrevista al diario Cinco Días muchos de los contenidos de sus propuestas que ahora conocemos, fue tras la reunión de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez cuando, en forma de apuntes en una libreta, supimos de algunas de las cesiones concretas de Podemos al PSOE.

En materia fiscal suponía por parte de Podemos la aceptación del denominado “austericidio” en materia de reducción del déficit (eso sí, a cámara lenta para que se note menos), la renuncia a una reforma fiscal seria y, de manera señalada, la reducción en un tercio del aumento del gasto público propuesto anteriormente por el mismo Podemos para afrontar la situación de urgencia social. Subrayo esta cuestión porque parece evidente que Podemos está dispuesto a enviar a buena parte de la población que se encuentra en la sala de urgencias en materia económica y social de vuelta a la atención primaria o simplemente “dados de alta” de su emergencia personal, con tal de participar de un gobierno con el PSOE.

Con respecto a las múltiples reformas laborales, de pensiones y de prestaciones sociales parece que lo único que exige Pablo Iglesias ha quedado en la eliminación de la reforma laboral que realizó el PP en 2012. Curiosa exigencia cuando ya el mismo PSOE abordaba su derogación (salvo en las indemnizaciones por despido). De mejorar el sistema de pensiones, cuando Podemos ya renunció en su momento a la jubilación a los 60 años, ha quedado tan poco que no parece plantearse el más mínimo cambio en las reformas regresivas realizadas tanto por el PP como por el PSOE los últimos seis años.

Por último, con lo que respecta a la cuestión de la involución de la democracia ya de escasa calidad que sufrimos nos encontramos con algo parecido a lo ocurrido con las contrarreformas laborales. Apenas se le demanda al PSOE por parte de Podemos algo que el PSOE no hubiera declaro estar dispuestos a hacer. Derogación de la Ley Mordaza pero sin derogar la Ley de Seguridad Ciudadana de 1992 (conocida como Ley Corcuera o de “patada en la puerta”) que sirvió de base para la anterior. Eliminación del artículo 315 del Código Penal que sanciona salvajemente a los huelguistas pero ninguna modificación sustancial del citado Código, endurecido de manera importante desde su reforma en 1995 con el objetivo de perseguir y castigar la protesta. En definitiva, medidas que no suponen ningún problema para uno de los partidos que ha sostenido el Régimen actual, dado que no cuestiona lo fundamental del aparato legal represivo que lo protege. Para mayor escándalo, en los últimos días hemos conocido que para tratar la cuestión del derecho a decidir Podemos se someterá a lo que saliera de una negociación entre el mismo Podemos y el PSC. De lo que deseen los catalanes y sus fuerzas políticas mayoritarias prefieren olvidarse.

El pasado 7 de abril se ha producido una reunión a tres bandas entre Podemos, PSOE y Ciudadanos. A la misma acudió Pablo Iglesias con nuevas concesiones de la misma índole que en encuentros anteriores. Creo que no merece la pena detenerse demasiado en ellos, propuestas timoratas en materia de educación, sanidad o salario mínimo mezcladas con aceptaciones vergonzosas de cuestiones incluidas en el pacto PSOE-Ciudadanos. Parece que a pesar de ello no habrá acuerdo, muy a pesar del propio Podemos y su responsabilidad con el Estado.

No quiero dejar de señalar, como ya he dicho líneas arriba, la ausencia de algunos temas en las negociaciones entre Podemos y PSOE. Ni una palabra sobre relaciones internacionales, aun sabiendo por sus propias declaraciones que Podemos está dispuesto a respetar todos los acuerdos firmados por el Estado Español (incluyendo los derivados de su pertenencia a la OTAN). No parece importarle mucho a Podemos a la hora de la verdad las relaciones imperialistas que España sostiene con los países de Latinoamérica, o el apoyo a regímenes totalitarios y dictatoriales. La denuncia en ese terreno se queda para la galería mediática y no para los contenidos de un pacto de gobierno. Ninguna referencia tampoco sobre el TTIP, ni sobre el papel que debe jugar un gobierno “de cambio” para influir en la política de la UE y sus decisiones, por ejemplo, con respecto a los refugiados.
Todo lo señalado anteriormente lo realiza Podemos sin sentir la pulsión realista de todo gobernante burgués “responsable” y sin la presión directa de la Troika, presión que según apuntan los datos se endurecerá en el periodo próximo. Y ya sabemos lo que hacen según que políticos ante esas pulsiones y presiones, y los griegos lo saben aún mejor.

Decía Pablo Iglesias en la rueda de prensa tras su reunión con Pedro Sánchez que Podemos con sus cesiones estaba dando señales de una gran generosidad. Conocemos esa generosidad dadivosa con los poderosos que muestra este personaje, deseoso siempre de complacer a reyes y gobernantes con regalos, y realmente eso carece de trascendencia más allá de que cada uno maneja su dignidad como puede. Otra cosa es cuando la generosidad de Podemos con el PSOE se sustancia en políticas que van a pagar la clase obrera, los sectores populares y la juventud. Seamos generosos entonces con nosotros mismos y enviemos al basurero a quienes pretendenpasarnos la factura de su participación en el gobierno, aunque esa participación se antoje ahora frustrada. Porque su show, aunque continúe durante un tiempo, no nos interesa.

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