jueves, 18 de febrero de 2016

A un año vista…

Hace un año la mitad de la miltancia andaluza de Anticapitalistas fue expulsada de dicha organización en unas condiciones antidemocráticas dignas de otras corrientes políticas. El motivo: defender en el seno de Anticapitalistas que era necesario diferenciarse, dentro de PODEMOS, de la orientación de su dirección tanto en términos democráticos como en términos políticos. Ese debate se hizo concreto cuando en las elecciones internas para el Consejo Ciudadano Andaluz Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias pusieron en marcha un pacto para dirigir PODEMOS Andalucía juntos, eso sí con mayoría para los afines a Pablo Iglesias. Lejos ya de intentar reagrupar en el seno de PODEMOS mediante la creación de alguna corriente que propusiese otra orientación política, la mayoría de la dirección estatal de Anticapitalistas prefirió pactar con Pablo Iglesias y hacer público en palabras de Teresa Rodríguez que “las diferencias con Pablo Iglesias no son políticas sino organizativas”. De esos polvos, esos lodos.

La mitad de la militancia que representaba por aquel entonces a la mayoría de los órganos de dirección de Anticapitalistas Andalucía decidió poner en práctica su orientación mediante una votación mayoriatira en dichos órganos. Ahí se creo Andalucía desde Abajo con otros sectores críticos de PODEMOS para defender elementos políticos necesarios para luchar consecuentemente contra la austeridad. Elementos programáticos como el no pago de la deuda, la reforma agraria, la expropiación de las viviendas vacías de los bancos, los despidos 0, la nacionalización de la banca fueron defendidos públicamente por dicha corriente a la vez que insistía sobre los límites de las instituciones y sobre la manera de imponer un programa coherente parea l@s de abajo: la movilización sostenida de las clases populares. Para ello siempre defendimos la necesidad en PODEMOS de una organización militante en la que las bases mediante los círculos participaran de las decisiones políticas e intervinieran en las luchas en sus centros de trabajo, de estudio o en sus barrios. En lugar de eso, PODEMOS se ha convertido en una organización exclusivamente institucional, sin vida por abajo, en la que las decisiones son tomadas por los cargos electos y poco más. Lo cual tiene sentido si el objetivo es presionar a los partidos tradicionales para llevar a cabo un nuevo consenso, una segunda transición que como la primera no acabe con los pilares de un sistema injusto que se basa en la acumulación de las riquezas por una minoría privilegiada. Esta vez, queremos que cambie todo. Y para eso, no existen los atajos. Nuestras vidas no cambiarán negociando con la Troika o con los partidos del régimen sino enfrentándose con este sistema que provoca paro y miseria para la mayoría de la población. Este planteamiento es más complicado pero es el único viable si queremos dar respuesta a las legítimas aspiraciones de las millones de personas que votaron por un verdadero cambio.

A un año vista, podemos decir que la expulsión no ha provocado que dejemos de hacer política. Todo lo contrario. Creamos IZAR, y decidimos seguir construyendo la movilización y un discurso político claramente independiente de los que pregonan como solución una salida reformista a la crisis del capitalismo. Con nuestras fuerzas, seguimos defendiendo la necesidad, para luchar contra las políticas de ajuste que están por venir, de retomar la movilización de la clase trabajadora y de la juventud. No como fetichismo, sino como la mejor herramienta para aumentar el nivel de conciencia y como mejor forma para acabar planteándose otro modelo de sociedad. Hay que dar confianza en la fuerza que tenemos los de abajo cuando nos ponemos en movimiento y nos enfrentamos a los de arriba por la defensa de nuestros intereses.

Para fortalecer tanto esas movilizaciones como para estar en mejores condiciones para visibilizar un discurso anticapitalista y revolucionario como única forma de acabar con la austeridad, IZAR está apoyando la iniciativa “No hay tiempo que perder” juntos a otras corrientes políticas de la izquierda anticapitalista, a sectores críticos de PODEMOS y a numerosos activistas sociales y sindicales. Se trata de explorar la posibilidad de ofrecer otra salida a la crisis del sistema más allá del reformismo y de propuestas de gobiernos de “izquierdas” junto al PSOE. Con ese objetivo acudiremos al encuentro estatal de “No hay tiempo que perder” el próximo 2 de abril en Madrid. Del mismo modo que apoyaremos todas las movilizaciones que se vayan construyendo en los centros de trabajo o de estudios y en nuestros barrios.

A un año vista, la expulsión queda lejos, mientras tanto... seguimos en la brecha.

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