Los
gobiernos municipales y autonómicos se empiezan a encontrar con sus
límites
Durante estas últimas semanas estamos viendo como, tras las
elecciones generales, muchos de los planteamientos que se venían
haciendo desde las llamadas “fuerzas del cambio” (Podemos y los
gobiernos municipales de su órbita) están dando pasos atrás.
Cuando ha tocado decidir entre posicionarse con las luchas sociales o
con la patronal o la represión ha optado por la segunda.
En el caso de Carmena, la cuestión de los titiriteros hubiera sido
un buen momento para que el Ayuntamiento de Madrid se posicionara en
contra de la Ley Mordaza y la represión que el activismo social y
político viene sufriendo los últimos años. La opción tomada por
el Ayuntamiento de Madrid ha sido la de alinearse con las fuerzas
represoras, denunciando a los titiriteros y dándole la espalda a lxs
activistas, en lugar de defender la denuncia social que venían
haciendo con su teatro. La dirección de Podemos, a través de la
figura de Carolina Bescansa, mantuvo el mismo discurso que el
Ayuntamiento de Madrid, tachando de “desafortunada y lamentable”
a la obra de los dos titiriteros.
Por su parte, en Barcelona lxs trabajadorxs de TMB (Metro y Bus de
Barcelona), en plena negociación de su convenio, han convocado una
huelga los días 22 y 24 de febrero coincidiendo con el Congreso
Mundial de Telefonía Móvil. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,
en lugar de utilizar la alcaldía para impulsar y potenciar la lucha
de lxs trabajadorxs llegó a plantear en BTV noticias “que convocar
una huelga es incompatible con la negociación”, llegando incluso a
revelar los sueldos de los trabajadores, intenando quitar legitimidad
a su lucha un día antes de la huelga y a la desesperada.
En Aragón, hace escasos días el presupuesto autonómico ha sido
aprobado con los votos a favor del PSOE, Podemos, CHA e IU. Un
presupuesto difícilmente asumible por un gobierno progresista, con
ciertos avances respecto al presupuesto anterior aprobado por el PP y
PAR, pero en el que se sigue manteniendo el pago de la deuda como uno
de los ejes fundamentales, con ligeros incrementos en los
presupuestos destinados a educación y sanidad pero muy por debajo de
los índices anteriores a 2012, etc. Estos presupuestos dividieron al
Consejo Ciudadano de Podemos en Aragón. En él se votó a favor con
un 61%, 15,4% de abstenciones y un 23% en contra de la aprobación de
los presupuestos.
En el Ayuntamiento de Zaragoza, gobernado por Zaragoza en Común, los
presupuestos han sido aprobados por ZEC, CHA y PSOE. Al igual que en
los presupuestos autonómicos el pago de la deuda sigue siendo un eje
fundamental del actual consistorio de Zaragoza. Paralelo al debate
sobre los presupuestos en Zaragoza la huelga parcial indefinida de
lxs trabajadorxs de Auzsa (empresa municipal de autobuses) cumple más
de 65 días, en la lucha por la mejora de su convenio laboral. El
Ayuntamiento de Zaragoza ha exigido hace pocos días al comité de
huelga de Auzsa que “flexibilicen sus posiciones” para que sea
posible llegar a un acuerdo con la empresa. Pidiendo “flexibilidad”
a trabajadorxs que han visto durante los últimos años recortados
sus sueldos (un 3,9% desde 2013), que no tienen sistematizados los
descansos y otras reivindicaciones, que no requieren de
“flexibilidad” de lxs trabajadorxs sino de que la concesionaria
desista o bien que el Ayuntamiento remunicipalice la empresa de
transportes.
Los ejemplos anteriores son una viva muestra de los límites que
empiezan a encontrarse las fuerzas políticas que han buscado
solucionar todos los problemas de la clase trabajadora y la juventud
a través de la gestión institucional, sin plantear la necesidad de
la movilización y la lucha sostenida para mejorar nuestras
condiciones de vida y romper con la lógica económica de este
sistema.
El plan B no viene a romper con esos límites sino a generar
ilusión sobre las mismas políticas.
El fin de semana del 20 y 21 de febrero ha tenido lugar en Madrid
una conferencia impulsada entre otras personalidades por el
ex-ministro de finanzas griego Yanis Varoufakis bajo el nombre “Un
Plan B para Europa”. El objetivo que establecen es construir “un
espacio de convergencia europeo contra la austeridad y por una
verdadera democracia”. El manifiesto sigue una línea de
continuidad con el discurso que ha mantenido Podemos y la dirección
de Syriza (hasta julio de 2015 al menos) respecto a la Unión
Europea, en el cual no sitúan a la Unión Europea como un organismo
construido por y para los capitalistas europeos sino como una
organización que tiene que ser democratizada y “puesta al servicio
de la ciudadanía”. El problema, por tanto, no es la orientación
de gestión que ha tenido Syriza desde el principio sino el “golpe
de estado” dado por los poderes europeos en Grecia. La realidad es
que Syriza en ningún momento ha generado una relación de fuerzas
alternativa, de clase e independiente de las instituciones europeas.
Hemos visto, por el contrario, una Syriza en continuo retroceso en
términos programáticos, que buscaba a toda costa llegar al gobierno
de Grecia, renunciando a su programa y llegando, como hemos visto
durante los últimos meses, a reprimir y detener a activistas y
trabajadorxs que se oponían a sus políticas. El problema, por
tanto, no es el golpe de estado de las instituciones europeas (que
defienden los intereses del capital europeo) sino una Syriza que ha
ido dando pasos atrás y que en ningún momento se ha planteado
romper radicalmente con la lógica económica capitalista sino
gestionarla.
La clase trabajadora y la juventud tienen la tarea de construir
una alternativa
Un verdadero plan B para la clase trabajadora y la juventud europea
no puede ser construir una Unión Europea democrática o retornar a
la Syriza de julio de 2015 que no tenía en su proyecto político
acabar con la deuda, nacionalizar la banca o prohibir los despidos.
Un plan B para Europa se tiene que construir desde la movilización
de la clase trabajadora y la juventud, con un programa extraído de
esas luchas que ponga por delante el impago de la deuda para asegurar
los servicios públicos, la nacionalización de la banca bajo control
de lxs trabajadorxs para garantizar que los recursos no sean para
beneficio de unos pocos sino para beneficio del conjunto de la
sociedad, la prohibición de los despidos, el derecho a decidir de
los pueblos y otras muchas reivindicaciones que parten de las
movilizaciones que se han dado en Europa desde el comienzo de la
crisis.
En el Estado español, en pleno debate sobre la investidura, la
alternativa tiene que pasar por construir una alternativa
anticapitalista y de ruptura que no tenga como eje central la gestión
de una parcela de poder o de algunos ministerios sino que tenga como
tarea impulsar la movilización y las luchas. Ya que sea cual sea el
gobierno que tengamos en pocos meses será la lucha y la tensión que
se pueda ejercer desde las calles, los centros de trabajo y los
centros de estudio lo que determinará que todo siga como está o que
verdaderamente se rompa con las políticas de austeridad y la lógica
capitalista.
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