sábado, 12 de marzo de 2011

Ni OTAN, ni Kadafi, ¡poder popular!


Miércoles 9 de marzo de 2011

Yendo hasta el final de su delirio paranoico, Muammar Kadafi que durante 42 años no ha dejado de invocar su legitimidad popular y de afirmar su afecto por el pueblo libio, termina su carrera en un bunker. Su ejército y sus mercenarios se libran a masacres de masas, haciendo más de 7 000 muertos, y ocasionando la salida del país de más de un millón de personas.

La guerra civil amenaza y los combates avivan las rivalidades tribales. Mientras que los bombardeos de las poblaciones de las zonas liberadas continúan, osa proponer al Consejo nacional de la oposición “negociar” para él, su familia y sus allegados una salida “honorable” al conflicto que signifique su salida de Libia con una “cierta cantidad de dinero garantizada”.

¿Quién podría, incluso en el nombre de un antiimperialismo pasado, y además muy discutible, acordar la menor solidaridad para un régimen que asesina a su pueblo? Debemos sin ambigüedad denunciar la amigable benevolencia expresada por Cuba y Venezuela a la dictadura de Libia y afirmar nuestro total apoyo a los insurrectos. Pero ahora que se rumorea de manera insistente con una posible intervención militar exterior bajo los auspicios de la OTAN, la tarea la más urgente de los antiimperialistas y de los anticapitalistas es combatir sin vacilación todas las posiciones que intentan justificar, incluso por razones humanitarias, una injerencia exterior. De Kosovo a Iraq pasando por Afganistán, las operaciones militares de la OTAN siempre se han hecho a costa de los pueblos y a favor del imperialismo.

Debemos apoyar, sin reservas, l@s luchadores que se enfrentan con coraje contra el ejército de Kadafi y afirman alto y fuerte, su voluntad de acabar mediante sus propias fuerzas con la dictadura y de que no les roben su victoria. Debemos saludar y popularizar el fabuloso impulso de solidaridad del pueblo tunecino hacia los refugiados que huyen las zonas de combate. Debemos, finalmente, exigir a nuestros gobiernos europeos que pongan en pie, urgentemente, medidas de repatriación y de acogida para todos los refugiados, y amplificar nuestro combate para poner fin a la Europa fortaleza de Schengen.

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