
Croacia, pequeño país de 5 millones de habitantes, está sublevándose contra su actual gobierno. Gracias a los contactos regulares con nuestros compañeros de la organización anticapitalista y revolucionaria Radnicka Borba, estamos informados del desarrollo de los acontecimientos de estos últimos meses. El descontento de los croatas crece día tras día., ya que la situación económica y social es particularmente difícil. La tasa de paro alcanza el 20%, la pobreza toca a un tercio de la población, las deudas del Estado alcanzan los 40 mil millones de dólares, el PIB conoce un descenso regular. Frente a esa crisis, los trabajadores medios no pueden vivir cada mes con sus únicos sueldos: los precios aumentan a diario, su miedo por su empleo y por el futuro se instala. Es la revuelta.
La primera manifestación tuvo lugar en febrero, cuando un millar de personas se concentraron frente al gobierno, plaza Sveti Marko. Prohibida en Croacia, la manifestación fue bloqueada por la policía la cual erige barricadas y procede a detenciones violentas. Desde las concentraciones florecen a través de las grandes ciudades croatas como Zagreb, Karlovac, Split, Rijeka o Osijek. El número de asistentes aumenta de miles a miles, alcanzando la cifra de 15 000 manifestantes. Las revoluciones de África del Norte han con toda probabilidad animado el principio de las protestas en el país.
La Unión democrática croata (HDZ) es el partido político más importante y el más poderoso del país. Históricamente, nació después de la división de Yugoslavia al principio de los años 1990, durante la creación del Estado independiente de Croacia. Hoy, ese partido se ha convertido en el enemigo simbólico de la población y es visto como responsable de los problemas que sufre el país. Desde la guerra civil, la HDZ ha llevado a cabo una oleada de privatizaciones masiva causando despidos en masas y pobreza. Un ejemplo flagrante de privatización: dos dignatarios de la HDZ han vuelto a comprar por 1 kuna simbólico (moneda croata que equivale a 0,13 euros) una fábrica contratando a miles de trabajadores. Después de haberlo utilizado hasta la ruina, despidieron todos los trabajadores y volvieron a vender la fábrica. Hoy, la economía croata está paralizada, a beneficio de personas corruptas, responsables del robo de la clase obrera. El Estado se hunde en la dependencia de cara a los bancos con el fin de asegurar el pago de la deuda nacional que se profundiza de año en año.
Se organizan manifestaciones en una quincena de ciudades de Croacia de manera regular. Éstas se benefician de un apoyo de la opinión pública. Las protestas son pacíficas, se traducen por paseos por la ciudad con banderolas y consignas “HDZ ladrones, habéis desvalijado a Croacia”, “Jadranka, ¡vete!”, “¡Todos a la calle!”, “las fábricas para los obreros”. Todos reclaman la dimisión del gobierno y especialmente la de la primera ministra Jadranka Kosor, la cual se permitió con arrogancia y con la sonrisa en los labios hablar de estadísticas del paro, subrayando que había un fuerte potencial en el sector de los pastores, para ocuparse de los corderos y los bovinos, pero que los parados se negaban a trabajar. Parece que pretende convertir al pueblo en pastores obedientes mientras que ella y su gobierno corrupto sigue con el saqueo del país hasta el último céntimo. Como lo escriben tan bien nuestros compañeros de Radnicka Borba al final de sus panfletos: «¡El poder para el pueblo y viva la revolución!”.
Mirjana Figueira
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