viernes, 8 de abril de 2011

Rescate a Portugal: Sócrates cuela el ajuste por la puerta de atrás.


Comunicado de Izquierda Anticapitalista

El rescate solicitado por el gobierno portugués de Sócrates a la UE, tras los de Grecia e Irlanda, deja al Estado español como último eslabón a recorrer en la cadena de los “PIGS”. El portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios en la CE, Amadeu Altafaj, se ha apresurado a declarar que España "ha cumplido sus compromisos" y "debe ser juzgada por sus méritos". Ciertamente, los brutales recortes impuestos por el gobierno español han conseguido reducir de manera importante el déficit público, al tiempo que salían adelante una Reforma Laboral y una Reforma de Pensiones sangrantes para la clase trabajadora. Pero en el marco de una crisis como la actual, así se ha demostrado ya de sobra, cualquier previsión positiva puede convertirse en poco tiempo en ilusoria.

Una vez más hay que insistir en que la debilidad de los “PIGS” y sus posteriores rescates se basa en la existencia de una deuda que los estados han adquirido con los bancos para poder financiarse, una vez que sus ingresos fiscales se han visto muy mermados tanto por la crisis como por una política de eliminación de figuras impositivas (Patrimonio, Sucesiones, etc…) y de reducción de tipos (Sociedades, IRPF, etc…), que no ha sido compensada por el incremento de los impuestos indirectos (IVA, impuestos especiales, etc..). La Banca privada ha especulado de manera salvaje con estos países, ya que ha comprado su deuda con dinero a bajo interés- 1% -que le ha proporcionado el BCE. Y, de manera casi inmediata, los especuladores han pedido garantías para poder cobrar sus intereses, del orden inicial de hasta el 7,5%.

Las medidas que deberán adoptarse en Portugal para pagar un rescate del orden de los 75.000 millones de euros, van a suponer en este país una política de ajustes de gran magnitud. Resulta paradójico y aberrante que, después de que el parlamento portugués negara a Sócrates la posibilidad de ejecutar un plan de ajuste y forzara así su dimisión, ahora, ya como primer ministro en funciones, se haya lanzado en los brazos de la UE pidiendo el rescate de Portugal. Porque es evidente que por duro que fuera el plan rechazado en el parlamento, los recortes y medidas que supondrán la intervención de la UE van a ser forzosamente de una dureza mucho mayor. Sócrates, en una acción claramente manipuladora, antidemocrática y en connivencia con la cúpula de Bruselas y lo que ésta representa, ha colado los ajustes neoliberales por la puerta de atrás,.

La política que puede permitir a los estados escapar de la maldición de los mercados es sencilla de enunciar: se fundamenta básicamente en aplicar reformas fiscales progresivas que aseguren la financiación adecuada de los gastos públicos; negarse a pagar una deuda inmoral y especulativa; y crear una banca pública bajo control social.

Por lo que respecta al Estado español en relación a Portugal, hay que recordar que la banca española es la gran acreedora de este país, aprovechándose de él de igual manera que los poderes económico-financieros alemanes y franceses lo hacen del nuestro utilizando el marco económico de la UE. Por lo tanto, para ser solidarios, debemos reclamar al sistema financiero español una auditoria sobre su comportamiento abusivo y, en su caso, exigir la quita de la deuda correspondiente.

Las medidas señaladas, evidentemente, no pueden adoptarse sin conmociones, pues suponen una ruptura importante del orden neoliberal que impera. Por ello sería conveniente que fuesen varios los países que, de manera coordinada y simultánea, dieran el necesario paso adelante en esta dirección. Para que esto sea posible existe sin embargo un paso previo imprescindible: generar una gran movilización social, extendida a escala europea, propugnando la adopción de nuevas políticas económicas, que, desde luego, exijan la desobediencia al Pacto del Euro y su orientación. Las movilizaciones aisladas, como las sucedidas en Grecia, Francia, Portugal o en el mismo Estado español, con ser muy útiles y marcar un inicio, resultan del todo insuficientes ante la magnitud de los ataques que se están produciendo y ante la firmeza y claridad de ideas que emanan de los grandes centros de poder financieros y empresariales.

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