
Frente a la vuelta a la violencia del régimen israelí y de los intentos de intimidación de las autoridades palestinas, un movimiento palestino popular de resistencia se organiza.
En Gaza y en Cisjordania, miles de Palestinos y Palestinas han apoyado el llamamiento “ciudadano” realizado por las redes sociales. Un llamamiento para manifestar por la unidad nacional y el fin de la ocupación.
Si la fecha del 15 de marzo ha sido un verdadero éxito en cuanto a participación popular se refiere, logrando expresar con vigor la voluntad de unidad de las fuerzas políticas en Palestina, este movimiento ha logrado también reactivar un verdadero debate en el seno de la sociedad civil palestina.
¿Cómo conciliar las diferencias políticas y de agenda entre el Hamas y el Fatah? ¿Qué objetivo para la unificación del movimiento palestino en Cisjordania y en Gaza? ¿Logra extenderse el perímetro de la unión de las fuerzas al conjunto del pueblo palestino integrando la diáspora, los refugiados de los campos del Líbano, de Jordania, de Siria, o al contrario se detiene en el límite de la Autoridad nacional palestina proveniente de los acuerdos de Oslo? ¿Qué reforma en profundidad de la OLP?
Sin lugar a duda, este “movimiento del 15 de marzo” ha vuelto a abrir un verdadero debate en el seno de la población comolas cuestiones políticas de la resistencia frente a los políticos sionistas. Este movimiento abre un amplio campo de debate más allá del único círculo de los estados mayores de las organizaciones políticas.
En efecto, tras ese llamamiento a la unidad nacional se perfilan las cuestiones estratégicas de la resistencia palestina, ya que ese movimiento popular no está ni encuadrado ni dirigido. De echo eso no ha escapado a la autoridad de Ramallah ni a la de Gaza, ya que ambas han jugado a la intimidación y han reprimido a los manifestantes con más o menos virulencia.
La intimidación de ambos gobiernos no ha conseguido impedir la expresión popular, sin embargo predecir hoy el futuro de este “movimiento del 15 de marzo” es aventurarse.
Los dos “gobiernos” intentan retomar la iniciativa, las conversaciones entre Fatah y Hamas han reiniciado, Mahmoud Abbas anuncia un hipotético viaje a Gaza para finalizar un acuerdo de entendimiento nacional. Les pertenece a los Palestinos no dejarse despojar sus orientaciones y estrategias políticas para la resistencia y la liberación nacional.
De cara a los debates democráticos, la posición israelí no varía. El gobierno israelí amenaza con represalias, con una ruptura con Mahmoud Abbas, en el caso de que se llegase a un compromiso político entre la dos facciones palestinas. Más allá de las amenazas verbales, el ejercito israelí vuelve a usar la violencia. Diez Palestinos han sido asesinados en Gaza, de los cuales dos eran niños y uno un anciano. Un crimen odioso cometido en una colonia y atribuido nuevamente a los Palestinos aunque exista otra línea de investigación más que probable en lo que concierne la autoría de este crimen. Un atentado mediante un paquete bomba ha tenido lugar en Jerusalén, de nuevo ahí se designa de oficio al culpable, sin que ninguna organización palestina conocida o no reivindique dicho acto. La policía y el ejercito israelí son ineficaces contra las exacciones perpetradas por los colonos: coches y casas de palestinos incendiadas, palizas a la población, colonos culpables no identificados y no interpelados.
Frente al fracaso de los “planes de paz”, es efectivamente la cuestión de la elaboración de una nueva estrategia la que se le plantea para los Palestinos.
Marc Prunier - 3/04/2011
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