
La UE neoliberal es un potente instrumento en manos del gran capital
europeo para imponer políticas económicas y sociales favorables a sus
intereses: bajadas generalizadas de salarios para ganar
“competitividad”; pérdida de derechos laborales para facilitar el
despido y la precariedad; desmantelamiento de los servicios públicos
para crear nuevos “ nichos “ de negocio para el capital; conversión de
la deuda de los bancos en deuda pública a costa del gasto social y
público; retorno de las mujeres al trabajo de cuidados y al hogar;
recortes en los derechos democráticos e incremento de la represión
policial...
Los efectos de estas políticas sobre los países del sur de Europa son
devastadores y están produciendo la destrucción del tejido industrial y
comercial, un empobrecimiento cada vez más acusado de la clase
trabajadora y el aumento del malestar social y del rechazo a la
“austeridad”. El yugo de la deuda y la prioridad al pago de los
intereses de la misma por encima de las necesidades sociales básicas se
ha convertido ya en una losa que lastrará las condiciones de vida de las
generaciones presentes y futuras. En los países del norte de Europa,
por el contrario, amplios sectores de la clase trabajadora y del
movimiento sindical se encuentran aún bajo la influencia del relato
neoliberal sobre el origen de la crisis de la deuda, según el cual la
culpa de ésta la tienen las sociedades del sur, despilfarradoras y poco
productivas.
Quebrar el discurso y la política neoliberal de la UE requiere
unificar los objetivos y la acción del conjunto de la clase trabajadora
del continente- en primer lugar en los países del sur de Europa -
levantando un programa común contra las políticas de austeridad y
dándole continuidad a la movilización a escala europea. Exige rechazar
el pacto fiscal y la recapitalización bancaria con fondos públicos;
reclamar una auditoría ciudadana sobre la deuda y negarse al pago de la
que sea ilegítima; reforzar la solidaridad y los lazos entre quienes
luchan hoy en primera línea contra la austeridad: Grecia, Portugal y el
Estado español. Exige, en resumidas cuentas, cuestionar abiertamente el
actual modelo de UE.
Es evidente que no son éstos los objetivos por los que se ha
convocado la jornada de acción del 14N y es en este terreno, el de las
alternativas a las políticas de austeridad, donde más debilidades
muestra la convocatoria. A pesar de ellas, el 14-N enseña el camino que
debemos recorrer: la coordinación de las luchas, de las experiencias y
de las alternativas a escala europea. Representa igualmente la respuesta
necesaria a la adaptación de sectores del sindicalismo centro-europeo
al discurso neoliberal: también a ellos les traza el camino. Por eso el
14N contará con todo el apoyo de IA.
En el Estado español esta convocatoria es especialmente necesaria,
tanto por los titubeos de las direcciones de CC.OO y UGT sobre como
continuar la movilización después del 15S, como porque el gobierno, tras
el impasse al que se ha visto forzado por las convocatorias
electorales, se apresta a poner en marcha una nueva fase de recortes
(impasse relativo, ya que Gallardón no ha perdido el tiempo, lanzando
una reforma del código penal para criminalizar la desobediencia civil y
subiendo las tasas judiciales, incluyendo las de la jurisdicción social,
así como la anunciada reforma totalmente regresiva del derecho al
aborto). En el horizonte inmediato, la petición de un rescate, que se
pretende virtual, es inevitable y aunque finalmente se concrete por
tramos, sus efectos sobre una economía en recesión serán con seguridad
desastrosos: aumento de la deuda pública, recorte brutal del gasto del
Estado, cierre de empresas públicas, despidos masivos en el sector
público y reducción de la masa salarial en las administraciones
públicas. Un panorama desolador.
Frente a este escenario, el 14-N ha de marcar el fin de una etapa y
el comienzo de otra: debemos dejar atrás las movilizaciones puntuales y
deslavazadas, los discursos tímidos llamando a la rectificación del
gobierno y las ilusiones respecto a unas mesas de negociación que no
volverán y que incluso hace años que se demostraron inútiles para
conquistar derechos. El 14-N debe ser el inicio de un nuevo ciclo de
movilización, planificado y organizado, capaz de convertir en
insoportable la presión sobre el gobierno hasta que le obligue a acabar
con los recortes. Hemos de comenzar a construir por abajo un frente
sindical, social y político contra los recortes y la austeridad que
incorpore también las reivindicaciones de movimientos como el 15-M y el
25-S. En este sentido, el sindicalismo en general y muy en particular
los sindicatos mayoritarios deben recoger reivindicaciones fundamentales
del movimiento social: una nueva ley electoral proporcional e
igualitaria, la auditoria ciudadana de la deuda y el respeto al derecho a
decidir de las naciones del Estado español. Los movimientos sociales,
la izquierda anticapitalista y el sindicalismo alternativo tienen que
empujar para conseguir que el 14N vaya más allá de lo que buscan las
direcciones de CCOO y UGT y que realmente sea un punto de inflexión. En
este sentido, saludamos especialmente la decisión de CGT de sumarse a la
Huelga del 14-N, con su propia convocatoria, y de aplazar la que tenía
convocada para el 31 de octubre. La unidad en la lucha en estos tiempos
es también fundamental.
Ahora, en lo inmediato, la tarea es construir la huelga general por
abajo, creando marcos unitarios en empresas, barrios, escuelas y
universidades para sacarla adelante, para garantizar su éxito, para que
el 14N sea un clamor contra los recortes, la austeridad y el gobierno,
para que siga manteniéndose la capacidad de respuesta frente a las
agresiones y para conseguir que sea una jornada de movilización general
en la que la gente parada y precaria, jubilada, inmigrantes y amas de
casa alcance en ella un protagonismo y visibilidad relevantes.
Estos espacios unitarios deben servir no sólo como instrumentos de
construcción de la huelga donde se refuercen los lazos entre quienes
están dispuestos a resistir, también deben reivindicar su papel como
lugares en los que decidir cómo “gestionar “ la Huelga General, cómo y
de qué forma continuar la movilización, qué alternativas hay que
levantar a los recortes, etc. A esta tarea dedicaremos las gentes de IA
todas nuestras energías.
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