
Tomás Martínez, profesor interino en secundaria y militante de IA Andalucía
Nunca hasta ahora se había coordinado una respuesta unitaria en todos
los niveles de la enseñanza como vimos el pasado 22M frente a un
proceso firme y decidido de total desmantelamiento de la Educación
Pública. Tampoco antes se había visto un ataque de tal calibre como el
que ha puesto en marcha el gobierno del PP encabezado por el ministro
Ignacio Werty. Un dura ofensiva, descarada y sin un mínimo diálogo. En
esta situación el pasado 22 de Mayo toda la comunidad educativa fue
convocada a la primera Huelga General de enseñanza a nivel estatal, cita
que ha conseguido aunar las luchas hasta ahora aisladas que había
encabezado la Marea Verde desde principios de curso en la Comunidad de
Madrid, tablero de ensayo de duros recortes en el sector público.
El paro estatal ha tenido un seguimiento notable en las enseñanzas
medias y muy exitoso en las universidades, sobrepasado si cabe por las
masivas manifestaciones realizadas en numerosas ciudades. Sevilla no ha
sido la excepción y no se recuerda en años una marcha tan multitudinaria
y plural en edades por las calles de la capital hispalense, encabezada
por el movimiento estudiantil y superando la convocatoria sindical. La
Marea Verde sevillana desbordó el recorrido oficial y se desdobló
dirigiéndose hasta el Parlamento andaluz, frente al que acabó en una
sentada.
El contundente paro académico de la comunidad universitaria en todo
el Estado (y singularmente en Sevilla, decretado en 15 días) responde a
los ataques sucesivos de ingente calado que lleva sufriendo la
Universidad Pública en los últimos años. La brutal subida de tasas y la
disminución en el número de becas es un paso más y no menor en la
progresiva elitización y mercantilización de la universidad, establecida
en una estrategia compartida por PSOE y PP, desde la implantación de la
LOU y la adaptación de las titulaciones al Plan Bolonia y la Estrategia
Universitaria 2015. Se pretende así restringir el acceso a la clase
trabajadora en beneficio de la rentabilidad y precarización que buscan
los mercados.
La ofensiva orquestada en la educación secundaria no es en absoluto
menor. Las medidas que se presentan aparentemente a favor de una mejor
optimización de recursos constituyen ataques no velados y en toda regla a
la calidad de la enseñanza. La anunciada subida de la ratio de alumnos
por clase y el aumento en 2 horas del horario lectivo del docente no son
meros retoques sin consecuencias sustanciales, sino una dificultad
añadida a la ya compleja atención individualizada al alumnado y el filo
de la navaja que expulsa a miles de profesores interinos al paro debido a
la reposición de bajas del 10% y a la sustitución de personal de baja
no antes de 2 semanas. Las condiciones del profesorado, obligado a
impartir materias no propias, impiden la atención a la diversidad y
programas específicos de apoyo. De igual modo, la no obligatoriedad de
oferta de los dos modelos de Bachillerato obligará a disminuir plazas y
conllevará el cambio de centro para el alumnado.
Quien escribe estas líneas es profesor interino en un instituto de
Sevilla cuyo claustro de 58 profesores se verá irremediablemente
reducido a 50-53 docentes y que con el máximo esfuerzo de la dirección
podrá ofertar Humanidades, modalidad en la que se enmarca la asignatura
que imparto. En un año, y posiblemente el último en el que me vea
contratado en centros de Andalucía de Septiembre a Junio, la enseñanza y
los que nos dedicamos y disfrutamos con ella hemos sido muñecos
recortables igual que aquéllos con los que jugábamos de niños.
Para saciar la voracidad del capital, para narcotizar a esos dioses
lejanos e inefables a los que hay que sacrificar el Estado del
medioestar “por encima de nuestras posibilidades” que nos permiten
tener, la mano ejecutora de Wert desde el gobierno central impugnó en
Febrero las oposiciones andaluzas convocadas en calendario electoral
porque era un gasto excesivo, y la Junta de Andalucía, irreductible
bastión PSOE-IU, acaba de anunciar el tijeretazo salarial del 15% al
personal interino, entre el que me incluyo, para evitar despidos. Diego
Valderas, vicepresidente y comparsa insistente en el cogobierno,
defiende que los recortes son "injustos" pero imprescindibles mientras
asume los Campus de Excelencia y arroja por la borda la movilización de
los trabajadores y su base social. La consejera Mar Moreno ya anuncia
despidos y recortes para los presupuestos del año 2013. Éstos son los
recortes"necesarios" de la izquierda realista.
No basta con decir que los ajustes son impuestos, "injustos pero
necesarios" para evitar males mayores. Son evitables y éticamente
rechazables, porque hay alternativas y no puede haber ningún tipo de
atajo en la formación de nuestro futuro. Todo el peso debe estar en la
movilización a pesar de que la Huelga General del Martes no tendrá
consecuencias inmediatas ni rectificación alguna por parte de los
gobiernos central y autonómico que están dando pasos contra la mayoría
social trabajadora en una estrategia clara.
Para revertir esta dinámica las movilizaciones en educación y en
defensa de los servicios públicos debe ampliarse y prolongarse en el
tiempo, organizando y concienciando a la comunidad educativa. No nos
queda otra, salvo que queramos rendirnos como ya han hecho otros.
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